jueves, 22 de mayo de 2008

"Que se vayan todos"

Aun debemos esperar hasta el 12 de junio para que se realicen los traspasos de cargos en la A.M.I.A (Asociación mutual de intransigentes ashkenasim) y ya las cosas no se ven alentadoras. La asamblea, Rat, reunida el martes 20 de mayo para dirimir quienes ocuparían los cargos en la nueva presidencia de la mutual tomó un rumbo tan inesperado como previsible.
Contextualicemos la situación. En las elecciones llevadas a cabo un mes atrás ninguno de las tres listas fuertes (La ortodoxa, Conservadora-socio deportiva y reformista) lograron una mayoria absoluta. Para poder gobernar la mutual debían hacer coalición entre alguno de los partidos. ¿Qué ocurrió? La ya inexplicable figura de Sergio Bergman decidió finalmente apoyar a la lista ortodoxa entregándole en bandeja el monopolio de la conducción de la mutual y la preciada tesorería.
Claramente, Guillermo Borger, flamante presidente de la mutual que proviene de Ajdut Israel (Liderados por el Rab. Openehimer quien ya tiene el monopolio en el Kashrut ahora llegó a la política) dio un discurso conciliador prometiendo “Démonos cuerda para una A.M.I.A para todos”. Lo que sucederá un misterio, pero alguna previsión se podrá realizar.
Ya esta. Por tres años la comunidad judia argentina esta condenada a seguir consolidando aun mas el monopolio de un sector minoritario de nuestra comunidad, la ortodoxia. ¿O hay escapatoria? Para vislumbrar una posible alternativa a nuestra cruenta realidad hace faltan dos cosas, en primer termino entender porque es amenazante nuestra situación actual y por otro lado comprender el “detrás de escena”.
Entendiendo que hay diversas posturas dentro de la ortodoxia podría igual afirmar que detrás de esa sonrisa amable que algunos de sus miembros nos brindan esconden un reproche absoluto a nuestro estilo de vida judia, sea tanto conservador, reformista o “laico”. Más allá de cualquier discurso estos sujetos, quienes petrificaron la ley viviente del pueblo judío, desprecian cualquier forma de vida judia que difiera de la que ellos practican. Alguno de estos sujetos serán los que llevaran adelante el “emblema” de nuestra comunidad que sostiene valores como el pluralismo y la diversidad dentro de la vida judía.[1]
No son ellos responsables de esta realidad. Somos nosotros el quizás 70 % de la comunidad judia que venimos dejando hace decenas de años que sean ellos quienes manejen La Tablada, el Kashrut y demás relaciones vinculadas con las leyes de nuestro pueblo. Su poder y monopolio es causado por la ineptitud TOTAL de los representantes de otras vertientes de nuestro pueblo. Mas allá de “nuestros representantes” el error recae en cada uno de los individuos que conformamos esta comunidad, que pasivos ante el acecho constante de la ortodoxia en nuestras vidas les damos cabida libre. Muchos de quienes se pasan el día criticando a la ortodoxia son los mismos que legitiman sus actos día a día.
No existe una alternativa firme y sólida para contrarrestar el avasallamiento de la ortodoxia.[2] Tanto desde la política, como a nivel institucional o de la misma juventud. ¿Qué ocurre? A raíz del conflicto por los cementerios[3] la mitad de nuestra comunidad se despertó y se dio cuenta de que unos pocos estaban controlando el destino de unos muchos. Ergo el híbrido conservador-reformismo de la comunidad argentina decidió postularse a las elecciones de la A.M.I.A pero claramente por cuestiones personales y de liderazgo no se unieron en una lista que hubiese dado como ganadora por una amplia mayoria[4] a estos sectores de la comunidad.
La lista encabezada por Bergman (La cual se denomina la reformista) buscaba alinearse con la de Kaul (la cual se denomina conservadora) pero como la política no es ajena a nuestra comunidad ambos partidos querían “unirse” pero sacando la figura de sus lideres. En vez de seguir la formula de José Hernández “Los hermanos sean unidos, esa es la ley primera. Si los hermanos se pelean los devoran los de afuera” decidieron afrontar separados unas elecciones condenadas al fracaso. Una vez mas en la asamblea podrían haber hecho coalición y desplazado en gran medida a la primera minoría pero por cada uno mirar su culo (perdón por la expresión) fueron absorbidos por el ahora imperio ortodoxo. A los judíos alemanes se los considera como duros de entrar en razón, cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia.
Es inexplicable como en la argentina donde no existe la distinción entre reformistas y conservadores y siendo mayoria cuantitativa entre la población judia no se haya podido consolidar una coalición para enfrentar a una amenaza fundamentalista. Nuestros líderes están, lamentablemente, manchados por la codicia y el poder. No son ajenos a nuestra realidad argentina ni mundial. “Y vosotros Me seréis un reino de sacerdotes y una nación santa" (Shemot 19:6)”, la tora nos encomienda estar un pedestal por encima de la mediocridad de la humanidad, ser ejemplo ante el mundo, debemos ser una nación santa. Pero ¿que pasa cuando nuestros lideres llenos de orgullo y vanidad se olvidan de sus predicas los viernes por la noche o de algún discurso conciliador y se enfrentan de manera estupida? Perdemos todos y nos sumimos a la mediocridad.
He escuchado decenas de versiones de porque no se puedo llegar a una coalición entre sectores que hoy por hoy en la argentina sus diferencias son ínfimas y casi ilusorias, pero ninguna me ha convencido. Nuestras instituciones están manchadas. En vez de preocuparnos de manera seria de recuperar la fuerza y vida judia que supo tener nuestra comunidad nos imbuimos en la política sin necesitarlo. La A.M.I.A no debe ser el encuentro de discusiones halajicas ni de tora, debe ser simplemente el centro que nuestra comunidad necesita para repartir equitativamente los ingresos a escuelas y a los necesitados de nuestra comunidad. Así también ofrecer actividades culturales y sociales para fomentar la vida judia.
Nos acercamos a Shavuot fiesta de la entrega de la Tora, fiesta constitutiva de nuestra existencia como pueblo. Y hoy son nuestros Rabinos y presidentes de las comunidades que en vez de proponer iniciativas para hacer de nuestras comunidades centros de estudio de tora y centros capaces de ofrecer actividades a nuestro pueblo se mezclan en una política nefasta que daña nuestra esencia.
A.M.I.A debe ser de todos y para todos con líderes dispuestos a aceptar la diversidad que encarna nuestro pueblo. Estos no son los lideres que van a garantizarla. Pero ya si nuestros representantes no son capaces de dejar sus diferencias políticas de lado y unirse en pos de un bien común, el destino esta predeterminado. Como un grito popular muchas veces entonando por hordas de manifestantes en las calles argentinas hoy grito bien fuerte: Que se vayan todos!

[1] Solo a modo de ejemplo miembros de los sectores Ashkenasim luego de la voladura de la A.M.I.A en 1994 afirmaron que la misma se causo por dos motivos. En primer termino porque no todas las puertas de la institución portaban mezuzot y por el otro lado que la gran mayoria de la comunidad argentina no respetaba Shabat.
[2] Quiero remarcar que bajo ningún concepto estoy buscando criticar a los miembros de las comunidades ortodoxas en particular ni su forma de vida. Lo que si critico es su desprecio a cualquier otra forma interpretación de la vida judia contemporánea.
[3] El conflicto se origino a raíz de la negativa de la Rabanut de enterrar en La Tablada a conversos en la argentina por los movimientos conservadores y reformistas.
[4] Sumando los votos de ambos partidos estaría cerca de un 58% lo cual hubiese alcanzado para no tener que “Tranzar” con los ortodoxos.