lunes, 14 de julio de 2008

Asimilación ¿Solo un síndrome moderno?

Para quien tenga una vida comunitariamente activa sabe que lo que hoy más preocupa a los líderes de diversas organizaciones de nuestro pueblo es la asimilación. La asimilación es temida por muchos y “combatida” de diversas maneras. Hoy en día en la asimilación, dicen, reposan casi todos los males que aquejan al pueblo de Israel. Por otra parte muchos, quizás ignorantes o quizás con motivaciones, sitúan a la asimilación como un fenómeno moderno.
Si hiciéramos un relevamiento de diversos dirigentes o simplemente correligionarios sobre cuando surgió la asimilación muchos responderían con seguridad que fue en los años de la revolución Francesa. Algunos tal vez con más conocimientos dirían que la “Haskala”, el iluminismo judío, fue uno de los promotores principales de esta “mal” llamado asimilación. Repasando un poco la historia diría, con convicción, que estamos equivocados. Nos equivocamos al catalogar inequívocamente a la asimilación como un mal y como algo reciente de las últimas generaciones. Por lo cual también esto depara en que muchas veces nos equivocamos a la hora de enfrentarnos a ella.
Si comenzamos a indagar en la historia de nuestro pueblo y de muchos de nuestros grandes filósofos podríamos encontrar que el problema de la asimilación es casi tan antiguo como el judaísmo mismo. Precisamente donde se inicia el judaísmo rabinico, en el exilio babilónico del siglo V a.e.c, se inicia la asimilación. Allí donde los judíos fueron obligados a exiliarse comenzaron las primeras sinagogas y los primeros vestigios de un judaísmo como hoy lo conocemos. Pero también allí comienza la asimilación un compañero inseparable de la historia de nuestro pueblo. Cuando el rey persa Ciro les permite a los judíos regresar a la tierra de Israel solo el 10% de ellos regresa. El restante 90% se divide entre quienes deciden continuar con una vida judía diasporica y quienes progresaron económicamente y comenzaron a apartarse de los círculos étnicos-religiosos judíos.
Luego bajo la dominación helena en Judea los judíos pasaron por un gran periodo de asimilación a la cultura griega. Quizás combatida y enfrentada por unos pocos años por los hashmonaim pero ya fuertemente arraigada al mundo judío. En este contexto en el siglo primero antes de la era común surge el primer filósofo judio, Filon de Alejandría, quien escribe en griego para los judíos casi asimilados. Filon intenta en sus obras hacer de nexo entre las ideas platónicas y la filosofía griega con el Tanaj y la sabiduría judía.
Los sabios de la Mishna y el Talmud (Siglos I a VII) dan cuenta de un intento por unificar al pueblo judío tanto de la diáspora como de Eretz Israel. Por esos años el judaísmo vivió quizás una de las etapas con menos asimilación de su historia, después cabria analizar el porque. Luego bajo el dominio musulmán surge otro periodo de crisis asimilatoria entre la secta Caraita (quienes solo sostenían como validos los cinco libros de Moshe) y el resurgimiento de la filosofía griega traducida al árabe. Nos encontramos entre los siglos VIII y XIII. En este periodo surgen dos grandes filósofos que sientan las bases racionalistas de nuestro pueblo que son Saadia Gaon (882-942) y Maimonides (1135-1204). Pero en muchos de sus escritos, específicamente en El libro de las creencias y doctrinas de Saadia y en La guía de los perplejos del Rambam; estos filósofos tratan de hacerle frente a la fuerte asimilación que los acecha. Tratan de resignificar la importancia de la tradición haciendo puentes con el racionalismo aristotélico. Tratan de encaminar nuevamente al pueblo de Israel en la Tora y en las enseñanzas de nuestros sabios.
Una situación similar a la vivida bajo el imperio musulmán se vivió durante casi todo el dominio cristiano en Europa. Los judíos que progresaban económicamente y al abrirse el mundo académico para los judíos muchos comenzaron a alejarse de sus raíces hebreas. Otro factor importante que condujo a una fuerte asimilación durante el medioevo en Europa fueron la inquisición y otros ataques sistemáticos a los habitantes judíos que para preservar sus vidas y progresar decidieron continuar sus vidas ocultando su identidad.
En el siglo XVIII surge en Europa Oriental una corriente para hacerle frente a un judaísmo en detrimento, allí surge el Jasidismo para revitalizar al mundo judío y darle un nuevo aire. Un siglo después surge la Haskala para responder al nuevo mundo que se estaba gestando. Queriendo resumir abruptamente ya prácticamente estamos en el siglo XXI donde podemos comprobar fielmente que la asimilación ha acompañado de diversas formas al pueblo judío durante toda su historia.
Ahora que nos hemos asegurado de entender que hace más de veinticinco siglos convivimos con este hecho valdría la pena entender su verdadero significado y sus causas. Hoy la asimilación es casi sinónimo de mal y tragedia. No somos capaces de entender que fue por la asimilación que el judaísmo sobrevivió hasta nuestros días. Fue por la capacidad de nuestros sabios de tomar los elementos fundamentales y fundacionales de nuestra esencia culturar y religiosa para revalorizarlos a través de diversos tiempos y de diversas culturas. Si bien es cierto y, tal vez lamentable, que con nuestro contacto cotidiano con otras culturas muchos hombres de nuestro pueblo hayan decidido abandonar la fe de Israel para inclinarse a otras filosofías o religiones es también una bendicion que luego de más de dos milenios sin una tierra el judaísmo haya sobrevivido.
Es pertinente encontrar las causas de la asimilación para así poder hacerle frente a ella. Los periodos de mayor asimilación fueron causa de cuando el judaísmo “tradicional” no pudo hacer frente de las nuevas exigencias sociales de la época. Cuando el judaísmo quedo estancado en un pasado y no pudo continuar con los retos de las nuevas circunstancias nuestros hermanos decidían buscar nuevos caminos para enfrentar los desafíos de la vida. Nuevas religiones que les den otras verdades o filosofías más coherentes con el mundo en el cual vivían. Para hacer frente a estos problemas surgían grandes pensadores que dedicaban sus vidas a situar nuevamente al judaísmo en una religión con criterio y adecuada para la época. Así surgió el racionalismo, el misticismo, el jasidismo y el iluminismo judío.
Tal vez hoy en el siglo XXI cuando se calcula que en promedio en la diáspora hay una asimilación del 50% habría que entender las nuevas causas de esta realidad y tratar de darle una solución tomando como base los principios y los mecanismos de nuestros jajamim. Tal vez, también, habría que entender que parte de la asimilación es un hecho natural de las circunstancias de nuestra historia y que poco podemos hacer para evitarlo. No soy asimilacionista y creo firmemente en la continuidad del pueblo judío. Pero no creo en una continuidad sin una base y tan solo porque si. Creo en una continuidad legítima y autentica, conforme a la tradición pero adecuándola al mundo en el cual vivimos. Tal vez la pregunta no deba ser ¿Cómo hacemos para evitar la asimilación? Si no, ¿Cómo hacemos para revitalizar al judaísmo?

miércoles, 9 de julio de 2008

Los niveles de Tzedaka

El Rambam (1135-1204), Rabi Moshe ben Maimon, fue el sabio racionalista mas importante del pueblo judío. Escribió decenas de cartas hacia la comunidad yemenita, escribió el primer compendio organizado de mitzvot y una “Guía para los perplejos”. Ya en una oportunidad cite sus trece principios de fe, ahora traigo sus ocho niveles de Tzedaka (caridad).
Nos enseñan nuestros sabios de la Mishna que una vez destruido el templo los sacrificios deben ser remplazados por la tzedaka. Generalmente usamos para traducir tzedaka la palabra caridad pero con esta traducción no somos fieles a la esencia misma de la palabra. Tzedaka proviene de la raíz hebrea de Justicia por lo cual tzedaka podría venir a significar “lo justo” o “justicia social” con una interpretación actual.
El concepto de Tzedaka con el correr de los siglos tomo un lugar central en nuestra vida comunitaria. La comunidad judía se ha consolidado a través de las generaciones por la ayuda mutua entre quienes mas tienen con quienes están mas desprotegidos. Jazal (Sabios de bendita memoria) nos instruyeron decenas de pautas sociales de cómo debe ser la repartición de nuestra riqueza y a quienes debe ayudarse primordialmente.
Ahora sí como dije anteriormente repasaremos los ocho niveles que plantea el Rambam sobre la Tzedaka para después pasar a algunas reflexiones.

1. El octavo y más bajo grado de caridad es cuando se da una pequeña y directa donación a desgano (luego de que se es pedida).
2. El séptimo nivel es cuando se da menos de lo que se puede, pero con alegría (luego de que se es pedida).
3. El sexto nivel, es cuando se da directamente al pobre, en medida suficiente, cuando aquel lo solicita.
4. El quinto nivel, es cuando se da limosna directamente al pobre, sin que éste lo solicite.
5. El cuarto nivel, es el de la donación indirecta. El que recibe conoce al donante, pero aquel no conoce la identidad del beneficiado.
6. En el tercer nivel, el donante conoce la identidad de quien recibe, pero el que recibe no conoce la identidad del donante.
7. En el segundo nivel el donante no conoce al que recibe y a su vez, el que recibe no conoce al donante.
8. La forma más elevada de Tzedaka es ayudar a una persona a ser autosuficiente.

Al releer una y otra vez las enseñanzas de Maimonides es sorprendente la vigencia que tiene hoy en día en nuestra sociedad. Hace ya 800 años planteó una escala progresiva de cómo debe entenderse las donaciones. Tal vez la última, la que nos invita a ayudar a una persona a ser autosuficiente, es una síntesis de la celebre frase: "Dale un pez a un hombre y comera un día; enseñale a pescar y comerá siempre."
Nuestros rabinos también nos han enseñado que todos los que somos bendecidos con trabajo y riquezas tenemos un socio. Este socio es D´s. Pero Él no necesita parte de nuestra ganancia si no que Él quiere que nuestras ganancias la entreguemos a quienes se encuentran más desamparados.
Cuando hablamos de que el pueblo judío debe ser una “luz para las naciones” de esto se trata. El pueblo judío tiene una milenaria tarea de ayuda mutua y de colaboración. Decenas de mitzvot nos instan a ayudar al prójimo que se encuentra en desventaja. En tiempos donde la esclavitud era moneda corriente en el mundo (lamentablemente aun la es en varios países) el judío estaba obligado a hacer “Pidion Shevuim”, la liberación de los prisioneros. Nuestros hermanos agricultores debían dejar las esquinas de sus campos para los pobres, las viudas, los extranjeros y los huérfanos. En nuestros sedarim debíamos dejar la puerta abierta para quien tenga hambre y busque comer encuentre un lugar en nuestras mesas.
De este tipo de acciones se trata la esencia verdadera de nuestro pueblo. Un pueblo consagrado a ser de él una nación santa. En la antigüedad por el antisemitismo exacerbado en muchas partes del mundo cristiano y también por el hecho de que cada comunidad vivía aislada del resto, todas estas tareas de ayuda social eran solo en el marco de la comunidad judía. Hoy en día cuando el judío esta abierto al mundo y tal como los movimientos progresistas le agregaron al final de varias Tfilot (plegarias) al tradicional “Aleinu ve al kol Israel” (A nosotros y a todos Israel) “Ve al kol Ioshbei tebel” (Y a todo el mundo) nuestra justicia social debe abrirse al mundo.
Debemos tomar y continuar con las enseñanzas de nuestras generaciones pasadas de la incansable labor para ayudar a cada uno de sus correligionarios y comunicársela al mundo. El judaísmo todavía tiene mucho que decirle y enseñarle al mundo como también tiene mucho que aprender de el. Pero en materia de justicia social el judaísmo ha ido siempre un paso mas allá de las condiciones de la época. Hoy en día debemos hacer frente al cinismo y a los cínicos que nos invitan a dejar de intentar porque dicen que la causa esta perdida. "Porque no dejará de haber menesteroso en la tierra, por lo mismo yo te mando diciendo: Ampliamente has de abrir tu mano a tu hermano, es decir a tu pobre y tu menesteroso en tu tierra" (Devarim 15:11)

lunes, 7 de julio de 2008

Kashrut Ayer, hoy y siempre

El lugar que ocupa el Kashrut dentro del pueblo judío no tiene casi comparación con cualquier otro rito o tradición. El tema de esta dieta propia a nuestro pueblo puede ser abordado desde muchos ángulos diversos pero la concusión es similar. El Kashrut es uno de los elementos más distintivos y singulares del pueblo de Israel. Poder analizar junto a ustedes el significado o la importancia del Kashrut devino de una lectura reciente del libro de Israel Finkelstein La Biblia desenterrada.
En este libro sobre crítica bíblica y el origen de nuestros textos sagrados hubo una frase que retumbó en mi mente desde que concluí la lectura. El texto estaba hablando sobre quienes eran los israelitas primitivos y sus formas de vida. “Los huesos recuperados por las excavaciones de las pequeñas aldeas de los primitivos israelitas en las tierras altas difieren de los de los asentamientos de otras partes del país en un aspecto significativo: no hay entre ellos huesos de cerdos”.
Dicen los antropólogos e historiadores que esta dieta alimenticia fue una de las primeras diferencias de los israelitas del siglo XII a.e.c con sus vecinos cananeos. Hoy en pleno siglo XXI cuando han pasado mas de 2300 años desde aquel entonces miles de judíos alrededor del mundo que no respetan las normas del kashrut “al fi halaja” (según la ley judía) aun se abstienen de comer cerdo. Es un símbolo distintivo que asombra tanto en su persistencia y como en su desarrollo en el tiempo.
Como dije anteriormente es sin duda uno de los símbolos centrales tanto en la filosofía teológica como étnica del pueblo judío. El kashrut a lo largo de las generaciones y de su desarrollo ha tomado vida propia consolidadse en la literatura halajica como uno de los temas centrales así como también en uno de los símbolos que mas diferenciaban a los judíos de sus vecinos a lo largo del mundo. Pero es increíble ver la raíz antropológica de esta norma dietética que se ha ampliado en enormes proporciones a lo largo de los años. Todo empezó tan solo por la no ingesta de cerdo. El porque de esta autoprohibición es aun discutido por los expertos.
En la tora en dos ocasiones se mencionan los cimientos fundamentales del Kashrut una vez en el libro de Shemot y la otra en Devarim. La prohibición básica de no cocinar el cabrito en la leche de su madre. Como así también la lista de animales Taref (prohibidos). Luego la literatura rabínica en los primeros siglos de nuestra era expande muchísimo las prohibiciones sobre que alimentos están permitidos y cuales no. Y aun mas también prohíben la ingesta de pollo con leche. También se especifica como debe ser la matanza ritual. En el medioevo se exacerba la rigurosidad en torno a la halaja y comienza a separarse la vajilla basari (Carne) y la jalabi (láctea), hasta llegar al extremo de separar la cocina en dos.
Como pudieron observar de tan solo dos premisas. La prohibición de la Tora de no cocinar cabrito en la leche de su madre y la autoprohibición de los primitivos israelitas de la ingesta de cerdo se desarrollo por mas de tres mil años todo un compendio de leyes para preservar esa ley y esa costumbre. Hoy en el siglo XXI y con el surgimiento en el siglo XIX de la corriente conservadora muchas de las leyes excesivamente estrictas del kashrut fueron ablandadas pero su núcleo central permanece inmutable incluso hoy.
Es interesante también la historia de los judíos chinos que según cuentan cuando por cientos de años perdieron el contacto con las otras comunidades judías del mundo y todas sus tradiciones se perdieron en el tiempo lo único que los distinguían de los demás chinos es que ellos no comían cerdo (siendo este animal muy popular dentro de la comida asiática).
El kashrut tiene una función personal, étnica y religiosa. A nivel personal las leyes dietéticas tienen una función higiénica vital para nuestras vidas. Hoy en dia- y más en la antigüedad- cientos de enfermedades eran contagiadas por bacterias provenientes de los alimentos que ingeríamos. El chancho en la antigüedad era uno de los animales más sucios. Mas allá de esta hay prohibiciones que también se les puede encontrar un sentido meramente higiénico como es el de solo comer pescados con aletas y escamas ya que esto impide (en gran medida) que el pez contraiga la suciedad de las aguas. Por otro lado en las frutas y verduras hay que revisar exhaustivamente que la misma no tenga ningún bicho. El kashrut ha demostrado históricamente que es efectiva para la preservación del individuo; todos los estudios contemporáneos no hacen más que corroborar que nuestra dieta religiosa es saludable. Como el dato surgido hace unos años atrás que el mezclar leche con carne hace que sea más difícil para el organismo digerir los alimentos. Pero esta tal vez es la razón mas básica y menos importante del porque del Kashrut.
A nivel étnico el Kashrut como hemos observado ha cumplido y sigue cumpliendo un rol esencial para el pueblo de Israel. Los pueblos se unen a través de una lengua, un territorio, costumbres o leyendas en común. El pueblo de Israel tiene todos estos elementos en común pero también tiene un régimen dietética exclusiva y particular. El kashrut nos diferencia de las demás naciones y nos hace unirnos en torno ha una característica singular. Esta tal vez hoy en dia, cuando gran parte de nuestro pueblo se alejo de la religiosidad, una de las leyes que también ellos la adoptaron para su vida. Porque recuerdan que seguramente sus abuelos o el mismo rey David cumplían alguna de estar reglas alimenticias. El kashrut nos une con las generaciones pasadas y con nuestros correligionarios en cualquier lugar del mundo.
Por ultimo el kashrut adoptó una función espiritual importantísima. El kashrut esta dentro de los “Jukim”, leyes, que son estos preceptos que no entendemos su significado y nos sirven a los hombres para dar cuenta de nuestro lugar en el mundo. Un lugar ínfimo, un lugar que deberíamos asumir con humildad aceptando que hay cosas que van más allá de nosotros y no avasallar al mundo con soberbia y arrogancia. Por otro lado el kashrut es la forma que adopto el pueblo judio para santificar a D´s en sus alimentos y en sus días. Entendiendo que hay cosas prohibidas y cosas permitidas, entendiendo que para cada cosa hay un tiempo y un lugar. Entendiendo que es D´s quien nos provee del alimento que tenemos en nuestras mesas.
Para concluir quiero afirmar nuevamente la centralidad del Kashrut en nuestras vidas judías, buscando recuperar su lugar. Yo comencé a respetar Kashrut hace ya dos años. Puedo decir que el kashrut cumplió estas tres funciones antes mencionadas en mi vida; y es por esto que los invito a todo aquel que pertenece al pueblo de Israel a que por lo menos se cuestione la posibilidad de comer Kasher. Que cada uno encuentre un nuevo significado y re-signifique esta ley milenaria pero propia de nuestro acervo cultural. “Cuando los judíos modernos actúan de la misma manera-comiendo kasher-, están continuando con la practica cultural mas antigua del pueblo de Israel arqueológicamente atestiguada” afirma Finkelstein.