jueves, 9 de febrero de 2012

Parashat Itro

Según el Talmud una sección entera de la Torá se escribió por el mérito del suegro de Moshe, Itró. Este hombre, sacerdote pagano, de un pueblo perdido en el desierto, es quien ve la grandeza de D´s y decide abrazar al judaísmo. Uno de los corazones de la tradición de Israel está inscripta bajo su nombre. En esta parashá que lleva el nombre, recordémoslo una vez más, de un sacerdote pagano, están redactados los “aseret hadevarim”, siempre mal traducidos como los "diez mandamientos". Muchas veces nos pasa con esta parashá, y con tantas otras, que al tener algo tan relevante como los aseret hadevarim nos olvidamos de comentar y de profundizar sobre otros aspectos. Una luz muy potente nos encandila y no nos permite ver el resto de la escena. Hoy trataremos de hacer una excepción. 

Un día después de Iom Kipur, luego del primer año de peregrinaje por el desierto, Moshé se sienta a juzgar al pueblo. De la mañana hasta la noche se sienta él sólo a juzgar a la comunidad de Israel, a impartir y a enseñar la Ley. Cuando su suegro Itró ve lo que éste hace lo recrimina, le dice que su conducta es errada. Lo primero que le critica es que él estaba sentado y el pueblo parado, lo que hacía denigrar a la congregación de Israel, todos deben estar a una misma altura. Dicho sea de paso, Maimónides, en sus leyes sobre enseñanza, enfatiza que un maestro debe enseñar siempre a la misma altura que sus alumnos. Volviendo a nuestro tema, Itró le recrimina a su yerno que él no puede estar todo el día dirimiendo los pleitos de la gente, esto va a hacer que se canse y que se desgaste fácilmente. Lo reta a uno de los desafíos más grandes que tiene un líder: saber delegar. Le recomienda que elija a setenta ancianos-sabios dentro de la congregación para que ellos sean jueces y que sólo los casos más difíciles sean elevados a su persona. 

¿Cuáles deben ser las cualidades de nuestros líderes? Anshei Jail, hombre ricos, si éstos tienen los bolsillos llenos será mucho más difícil que sean corrompidos. Anshei Emet, hombres de verdad, deben ser hombres que anhelen la verdad y la justicia para que inspiren confianza en la gente para que así sus palabras puedan ser escuchadas. Sonei Batzá, deben aborrecer la ganancia, deben odiar las prácticas corruptas. Irei Elohim, temerosos de D´s, deben tener conciencia de que hay un ojo que todo lo ve y que ellos mismos serán juzgados. A estos atributos, aconsejados por Itró, Maimonides le suma que deben ser hombres con inteligencia y conocimientos, deben ser humildes y no presuntuosos, deben ser honestos y por último deben, como dice el Talmud (Berajot 55a), gozar de la confianza del público. En aquel folio talmúdico Rabi Itzjak nos enseña que uno no debe apuntar a un líder sin primero consultar a la congregación. 

Al leer esto muchos podrán espantarse de lo alejados que estamos todos de esta realidad. Es que la realidad no es el lenguaje de la Torá, la Torá nos habla sobre los ideales. La Torá nos invita a soñar a que la realidad puede ser otra, nos llama a que el mundo puede ser diferente. La virtud del hombre de Torá, de todo judío, debe ser la de evaluar la realidad con los lentes de la Torá, a nunca conformarse con lo preexistente y animarse siempre a cambiar. El designio del judío es el de ser un iconoclasta, es el de romper con los ídolos de una generación, que en la nuestra bien podrían ser la corrupción, el amor por el dinero, la soberbia y la desigualdad (entre tantas otras) y enfrentarlas con las palabras de Torá, intentando que el ideal no esté tan lejos de nuestra realidad. 

Quiera D´s que nuestras comunidades siempre estén dirigidas por hombres y mujeres que sepan delegar, que sepan decir "yo no lo sé", que sepan ponerse a un costado cuando la situación los sobrepasa. Hombres y mujeres honestos, que no busquen la ganancia personal ni la fama sino que se dediquen a dar lo mejor de sí para la comunidad. Hombres y mujeres con sapiencia, sagacidad y humildad para poder enfrentarse a cada situación que les plantee su tarea. Quiera D´s inspirar a todos nuestros dirigentes y maestros para que lleven una vida de Torá y puedan ellos transmitirla a su comunidad. Quiera D´s darles una larga y próspera vida y que sean recompensados por el inmenso trabajo que hacen con amor y dedicación por el pueblo de Israel. 

A todos nosotros y especialmente a todos nuestros maestros, rabinos, dirigentes y madrijim, Shabmat Shalom!