domingo, 22 de noviembre de 2009

El debate de la homosexualidad al interior del judaísmo conservador

Noviembre, 2009.

En Buenos Aires, Argentina, una jueza de la Capital Federal falló a favor del matrimonio homosexual. Esta sería la primera pareja del mismo sexo que se podría casar bajo suelo argentino. Esta situación fue disparadora de una gran ola de discursos a favor o en contra de dichos casamientos por intelectuales y otros tantos opinologos. Soy un estudiante del Seminario Rabínico Latinoamericano y a la vez, estudiante de sociales en la U.B.A. El “problema de la homosexualidad” no despierta en mi un interés particular, sino, más bien, un disparador para pensar una realidad y una postura en torno a nuestra sociedad, la regulación de las normas jurídicas y la religión.

Como señaló Kant a fines del siglo XVIII, del siglo de las luces, “nos encontramos en una época que todo debe someterse a la crítica”. Cuestiones que quizás fueron socavadas en otras generaciones o ni siquiera fueros suscitadas preguntas al respecto hoy emanan por doquier. Temas “tabúes” de ayer, hoy son “moneda corriente” en la televisión o en los debates intelectuales. En torno a la problemática de la homosexualidad creo que la solución es mucho más sencilla en el ámbito de lo social y político que en el caso religioso, y particularmente, por mi interés, en el judaísmo.

Desde mi humilde punto de vista la aprobación a nivel mundial de los matrimonios homosexuales es un hecho inexorable. Quizás dentro de 10 años o quizás dentro de 100 años, todos los países – o su gran mayoría – habrán reconocido el matrimonio de parejas del mismo sexo. El derecho no crea nuevos derechos sino que reconoce los derechos aceptados por la sociedad. La sociedad, al parecer, avanza de una manera u otra a aceptar a los homosexuales no como una desviación de la norma sino como una realidad, como una elección o como una inclinación. Tal como unos son heterosexuales otros son homosexuales. Todavía vivimos en sociedades muy conservadoras para aceptar cambios tan radicales, pero la aceptación de nuestros días es mucho mayor a la de nuestros abuelos y D´s quiera la de nuestros nietos sea mucho mayor a la nuestra. En definitiva, desde mi juicio particular, cuando la sociedad como un todo – o una gran masa de la misma– se muestre a favor de los matrimonios homosexuales los distintos sistemas jurídicos de cada nación tendrán que reconocer inexorablemente ese derecho contractual de los diferentes ciudadanos.

Me interesa particularmente trabajar aquí la “problemática de la homosexualidad” en torno a la perspectiva judía. Antes que nada quiero aclarar que uso el término “problema” ya que este es un asunto controvertido y polémico en nuestros días, pero que este asunto debe tratarse con sumo cuidado y empatía ya que no estamos hablando de objetos. Este problema no es un problema cognoscitivo o un problema científico, estamos discutiendo y pensando sobre la vida de millones de personas. La homosexualidad no la podemos reducir a un ente sin cuerpo, ya que no hay homosexualidad si no que hay homosexuales. Por otro lado tal como se enseña en el Talmud (Sanedrin 5B) no soy nadie para dar algún tipo de regulación o normativa. Aquí no busco sentenciar respuestas conclusivas, sino, mas bien, abrir preguntas. En las próximas líneas buscaré tan solo plantear mi posición, ambigua quizás, con respecto a la homosexualidad y el judaísmo.

En primer término quiero plantear que mi perspectiva desde la cual trataré de dilucidar este conflicto es desde la cosmovisión del judaísmo conservador con el cual siento una afinidad ideológica y práctica. Esta es una más de las muchas oportunidades donde el movimiento conservador, que como señaló el Rab Gordis su nombre no le hace merito a su esencia, se sitúa entre dos perspectivas antitéticas que tiene que intentar resolver. A la izquierda se encuentran el movimiento reformista o el judaísmo “humanista” que entienden que la cuestión de la homosexualidad es simplemente un tema del ámbito de los derechos humanos y la justicia donde la tradicional prohibición a las relaciones sexuales entre homosexuales ya es intolerable y arcaica. Por el otro lado nos encontramos con una creciente ortodoxia, cada vez más fundamentalista, que niega cualquier tipo de cambio en términos halajicos ya que entienden que la Tora, o su interpretación digamos, es inmutable y que los homosexuales deben “revertir” su condición o permanecer en una vida de celibato.

El conservadurismo fiel a la tradición histórico-positivista del judaísmo sostiene tal como señala el Rambam en sus shloshesre ikarei Haemuna (en los trece principios de la fe) que la Tora en su forma no va a cambiar, no va a ser remplazada, ni abrogada nunca. Pero a la par comprende tal como señala Marc-Alain Ouaknin que el judaísmo no es el pueblo del libro sino “HaHam sheDoresh Hasefer” el pueblo que interpreta el libro. Por este motivo nuestros rabinos y eruditos talmúdicos y bíblicos se dan así mismos la responsabilidad y la obligación de interpretar la Tora a la luz de las nuevas circunstancias socio-historicas. Dor Dor veDorshav, cada generación con su propia interpretación es la máxima rigió la historia de nuestros poskei halaja a lo largo de más de 2000 años. Como señalan los Rabinos Dorff en una responsa del CJLS sobre la homosexualidad: “Estamos siempre motivados por el mandato de nuestra tradición en la cual los rabinos de cada generación aplican la ley judía con sensibilidad y eficacia para las nuevas circunstancias de su tiempo, trayendo no solo los precedentes de nuestra tradición sino también los conceptos fundamentales y los valores”.

Este es un tema complejo que requiere de todos una sensibilidad especial. Soluciones facilistas e inmediatas son efímeras y contraproducentes. Una posición reaccionaria a esta materia es la muestra de una ceguera total a un problema que nos involucra a todos. La tradición halajica judía nos comanda a tratar cada situación con especial atención y estudiando a fondo los distintos detalles pertinentes. Aquí no busco, por mi falta de conocimiento, traer todas las fuentes sobre la perspectiva judía de la homosexualidad sino tan solo plantear algunos de esos puntos, como las fuentes más primigenias y concluir planteando algunas preguntas para quizás resolver en comunidad a futuro. Hay mucho material disponible en la Web sobre este tema, al final pondré algunos sitios donde se podrán encontrar diferentes posturas de nuestros líderes y maestros al respecto.

La “problemática de la homosexualidad” y el problema de insertar y aceptar a hombres y mujeres homosexuales dentro de nuestras comunidades y dentro del marco de la ley judía surgió a la par de un cambio en la cosmovisión de la homosexualidad. Hasta hace no muchas décadas se entendía desde las diferentes ramas científicas, como también la psicología o desde las distintas religiones que la homosexualidad era un desvío. El homosexual sufría de alguna patología que le impedía, como cualquier enfermedad, un disfrute integro de la vida. Nacieron así las terapias para “revertir” esa situación como también los campos de concentración donde miles de homosexuales fueron muertos por su condición. Ya desde 1974 que en los Estados Unidos borraron de la lista de patologías a la homosexualidad como una enfermedad. Los diversos estudios recientes muestran que la homosexualidad tanto como la heterosexualidad no es una elección que uno hace en una etapa tardía de la vida sino que son diversos procesos que se dan a una temprana edad condicionado por el ambiente social donde uno se desenvuelve. Hoy en día podemos estar convencidos de que la homosexualidad no es una desviación, la homosexualidad no tiene carácter biológico y más que nada, que la homosexualidad no es un crimen.

Antes de comenzar a analizar algunos argumentos quiero afirmar que no tengo una posición a la fecha tomada al respecto. Pero siguiendo los lineamientos de nuestros líderes en Estados Unidos afirmo inequívocamente, tal como ellos hicieron en sus diferentes responsas, que más alla de cualquier conclusión que podamos sacar al respecto debemos ser un movimiento inclusivo con los homosexuales, debemos proponerles desde nuestras diferentes perspectivas formas de vidas judías integras, buscando no discriminar ni desvalorizarlos. Aquí es donde presento mi disconformidad absoluta con un término que nos toparemos a continuación. Toeba, que es abominación, es entendida en el Talmud (Nedarim 51a) como una palabra compuesta por otras tres “Toe ata ba” Vos estas perdido por causa de esto”. Se dice que la homosexualidad es una Toeba o por lo menos los actos sexuales homosexuales son una abominación desde mi lectura critica hoy en día ya no podemos afirmar esta verdad, como una verdad absoluta, sino como una percepción de nuestros sabios en un tiempo determinado del cual ya nosotros no somos parte.

Como señala Rab Levy hay tres soluciones teóricamente posibles a este dilema: el rechazo, la aceptación o la validación. Dentro de nuestro movimiento conservador podemos encontrar de alguna u otra manera estas tres posturas en las distintas teshuvot presentadas en el 2006 en el CJLS. Rab Roth que de cierta manera es conclusivo y rechaza a la homosexualidad y sigue considerando los mismos patrones de conducta de nuestra tradición. Rab Dorff que le da un cierto grado de aceptación a los homosexuales pero que no valida los casamientos homosexuales ni ciertas prácticas conectadas a las relaciones sexuales. Y finalmente el Rab Geller que decide validar las conductas homosexuales y propone crear una liturgia para comenzar a realizar casamientos homosexuales. En definitiva cualquier consideración que tengamos es una toma de posición basados en la halaja y en la meta-halaja, donde aquí incluimos nuestra perspectiva de “ideal” familiar, la posición de nuestra sociedad y nuestra teología.

Ahora si trataré de forma sistemática de proponer alguno de los argumentos que proponen nuestros eruditos en este asunto. En primer lugar cabe señalar que la palabra homosexual es casi ajena a las discusiones talmúdicas y post-talmúdicas, lo que se condena en la Tora, como veremos más adelante, no es la homosexualidad (que la podemos definir como la atracción de alguien a un par del mismo género) sino un acto sexual especifico. El Talmud (Sanedrín 82a) señala “El pueblo de Israel no es sospechoso de prácticas homosexuales”, de lo cual podemos inferir que en los tiempos de la guemara este no era un “candente” en el tópico de nuestros sabios, quizás porque verdaderamente no había muchos judíos homosexuales o porque era un tema que no se discutía.

La fuente a la cual todas las autoridades rabínicas se refieren para trabajar este asunto es Levítico 18:22 Veet Zajar lo tishkab mishcebi isha Toeba hi <>. Curiosamente Rashí, el gran comentarista medieval en su peirush, no hace comentarios al respecto. Esta prohibición está incluida en una veintena de prohibiciones respecto a la moralidad sexual que encontramos en la parasha Ajarei Mot. En una discusión talmúdica se discute sobre que es específicamente lo que prohíbe este versículo. La conclusión de la mayoría de los sabios es que lo que se prohíbe específicamente de Oraita es el sexo anal entre dos hombres del mismo sexo. Todos los demás actos sexuales son prohibidos de Rabanan por el principio que una abera (trasgresión) trae inmediatamente otra abera. En el midrash halajico Sifra 9:5 se extiende esta prohibición a las mujeres, ya que según el texto bíblico estos actos “abominables” eran hechos en Miztraim, de donde venía el pueblo de Israel y en Cnaan, a donde se dirigía el pueblo de Israel. En cifra encontramos: “¿Que hacían ellos? Un hombre se casaba con otro hombre y una mujer con otra mujer”. Como podemos ver la Tora condena enfáticamente las relaciones sexuales entre los hombres (entre las mujeres no se pronuncia) y luego la tradición hermenéutica e interpretativa de nuestra tradición también condenó cualquier práctica “homosexual”.

El texto bíblico parece ser conclusivo por lo cual nuestros sabios se enfrentan a dos posibilidades dentro del marco de la halaja para insertar a los homosexuales a la vida plena y halajica judía. Realizar una Takaná que anule este principio bíblico o utilizar una herramienta de la jurisprudencia halajica muy osada y extrema que es Laakor dabar min haTora, arrancar directamente este principio de la Tora y por ende de la halaja. Ninguno de nuestros sabios, hasta mis conocimientos y la actualidad, ha intentado aplicar estos dos criterios.

En la paper presentado por los Rabinos Dorff, Nevis y Reisner se utiliza un concepto halajico, de suma trascendencia, para posibilitar la vida judía integra de sus integrantes homosexuales. El principio que utiliza se expresa en varios lugares de la guemara como así también en más de 90 casos en el Shuljan Aruj, este principio es conocido como Kavod Haberiot “la dignidad del hombre”. Talmud Brajot 19b “Gadol kavod haberiot shedoje et lo taase baTora” Grande es la dignidad del hombre que suplanta las mitzvot negativas de la Tora. Este principio que marca la dignidad del hombre fue usada en diferentes oportunidades en la jurisprudencia halajica para salvaguardar un principio fundante de la teología judía que es la dignidad humana. Por ejemplo, citan en una Responsa moderna, que este principio se utilizó para permitir la utilización de un audífono electrónico en Shabat para las personas que padecen de sordera o de una audición disminuida, para que no se sientan menospreciados en el servicio religioso y para que puedan escuchar la lectura de la Tora y contestar Amen. Por otro lado un Rab de la universidad de Bar Ilan en Israel sostiene que este principio supera al principio de Kavod Hatzibur, el honor del público, por lo cual las mujeres hoy en día tendrían la posibilidad de leer Tora por la importancia de la dignidad humana.

Otro principio halajico que se debería tener en cuenta al tratar este complejo problema es el que presenta Berkowitz “Eija deEfshar, efshar. Eija de lo Efshar, lo efshar” (lo que es posible es posible, y lo que es imposible es imposible). Si comprendemos, por los diversos estudios, que un homosexual no puede cambiar su elección sexual, asi como tampoco puede hacerlo un heterosexual, es impropio que la halaja castigue y “oprima” de cierta forma la vida sexual y sentimental de los homosexuales. Este principio racional de la Tora nos enseña que lo que es posible modificar fisiológicamente debemos hacerlo más si esto es imposible la halaja se debe ajustar a las nuevas circunstancias. No podemos obligar a un ciego así como tampoco podemos obligar a un homosexual a “corregir” su conducta, o a optar por una vida de celibato (como proponen algunos) o a casarse con alguien de otro sexo y reprimir su voluntad.

Otro de los argumentos que tratan en una de las Teshuvot es el conocido “Dina de Maljut Hadina”, la ley del reino es la ley. Por lo cual nuestras autoridades, los más liberales incluso, no se atreven a permitir los casamientos o uniones conyugales homosexuales donde los países no regularicen de antemano esta situación. También en referencia a las relaciones sexuales y los casamientos y utilizando este mismo principio Rab Gershom en el siglo XI prohibió la poligamia para la comunidad Askenazí luego que la Iglesia la prohibiera para sus fieles.

Por ultimo quiero presentar un concepto que me pareció muy interesante al respecto que se encuentra en el Talmud (Baba Batra 2b y 3a). Este concepto lo utiliza al final de su responsa Rab Levy donde habla de la privacidad. La guemara en este, uno de sus tratados sobre daños, nos enseña que un hombre no puede abrir la ventana o una puerta que está enfrentada a la de su vecino a menos que le obstruya el camino. Aquí las guemara nos hablan sobre la privacidad. Este es un concepto junto al de Tzniut (recato) y de Lashon Hara (habladurías) que tenemos que tener presente a la hora de tratar estos temas tan delicados. No somos nosotros los hombres quienes juzgamos sino D´s, no podemos juzgar abiertamente ni hablar abiertamente de lo que no sabemos ni conocemos. El valor del individuo es un precepto esencial para la teología y la halaja judía. Incluso nuestros sabios en Baba Kama 4b llegan a decir que el castigo por Motzí shem Ra es incluso más grande que el del robo, asesinato o violación.

Como ya dije al principio no soy experto en el tema de la homosexualidad ni sus orígenes ni tampoco soy experto en halaja o en fuentes judías, solo soy un joven a quien le inquieta la situación actual de miles de judíos y judías que no encuentran en nuestras instituciones y en nuestros líderes una respuesta certera a sus dilemas. Ahora me gustaría plantear alguna de mis conclusiones, prematuras tal vez, de esta situación. Yo creo, tal como se dijo en el 2006 en la CJLS, que este tema puede dividir totalmente a nuestro movimiento. Por lo cual estimo que no se pueden tomar resoluciones apresuradas buscando beneficios inmediatos. Creo tal como enseño nuestro maestro Schehter en los comienzos de nuestro movimiento que un principio básico que debe guiar nuestras ideas y reflexiones es el Clal Israel, el pueblo judío en su conjunto. Como movimiento conservador y como judíos no buscamos quebrar a la comunidad judía de una manera determinante como se podría lograr con la validación total de las prácticas homosexuales en el seno de nuestra comunidad. Pero tampoco podemos por miedo a los cambios y a las reacciones seguir menospreciando la dignidad de los homosexuales.

Debemos dejar de lado las cuestiones políticas de lado e incentivar a nuestros lideres, a nuestros verdaderos maestros, que se pongan a discutir de este tema y de tantos otros de suma importancia para nuestros tiempos. No podemos seguir anclados a una cosmovisión medieval o antigua de la cual ya no nos sentimos identificados. La halaja no debe alejarse de las cuestiones realmente pertinentes para la vida judía. La halaja no puede disociarse de las reflexiones a las cuales llegan las sociedades y los Estados. Para nosotros los judíos la halaja es nuestro camino por el cual debemos transitar. La halaja en su esencia, para muchos proviene de D´s, pero en la práctica tal como se expresa en la guemara “lo bashamim hi”, la Tora no está en los cielos. Es el trabajo de nuestros exegetas traer la Tora a nuestros días, la Tora es fuente de vida, pero debe ser fuente de vida para una vida moderna y digna de ser vivida. No nos podemos quedar en la nostalgia de un pasado, buscando la tranquilidad y el conformismo, como judíos dignos hijos de la tradición de Israel debemos preguntarnos y confrontarnos a los nuevos dilemas que nos presentan las nuevas realidades.

Debemos, como ya dije, ser inclusivos con los miembros homosexuales de nuestras comunidades tal como enseño el profesor Leibowitz, que si bien sostenía las tradicionales prohibiciones también afirmaba que debemos acercarlos a la vida judía halajica no recriminándoles nada por su condición/elección. Yo creo que hoy no estamos preparados como tnua masorti ni como judería a nivel mundial para validar los casamientos homosexuales. Como también señalo el Rab Skorka en un ensayo debemos en tiempos donde las respuestas no son conclusivas no apresurarnos a las decisiones pero con jesed y amor integrar a los hombres y mujeres gays de nuestras comunidades.

Creo que como comunidad debemos preguntarnos ¿Cuál es el ideal de familia al cual apuntamos? Si hoy en día siegue siendo el ideal heterosexual el que proponemos, como lo fue durante siglos enteros, o si hay nuevas formas de relacionarse que pueden ser incluidas en nuestra tradición. También debemos ponernos como hombres de Fe a pensar en nuestros textos sagrados y en las interpretaciones de nuestros sabios ¿Qué es lo que D´s quiere de nosotros? Si es conformar una familia “típica” que nos permita cumplir con la primera de las mitzvot “Pria Urbia” (crecer y multiplicarse) o que cada uno pueda expresar el máximo amor que tiene a la persona que cada uno desee sin que esto se encuentre en desmedro de nuestros ideales comunitarios y religiosos. En fin este es un tiempo de más preguntas y dudas que de respuestas y certezas. Pero tal como la duda metódica lo llevó a Decart a afirmar la idea de D´s, tal vez la duda, las preguntas y el debate, nos ayuden a nosotros a encontrar posibles respuestas para todos estos hombres y mujeres que de seguro están esperando alguna.

Con profunda fe en que la discusión de estos asuntos pueden enriquecer nuestra vida y practica judía espero que podamos construir un dialogo que nos ayude a comprender más cabalmente esta situación y comprometer a nuestros dirigentes a que adopten una postura más proactiva en relación a este dilema como a tantos otros en los cuales por mucho tiempo han callados. Ahora si termino, pero antes me gustaría afirmar que hoy más que nunca, que en el siglo XXI hombres y mujeres de todo el mundo estén preocupados por esta cuestión, por darles un marco halajico a los homosexuales y por ver cómo superar estos dilemas que se presentan con nuestra tradición y con la Tora misma, es una muestra más de lo que D´s dijo una vez en la guemara “Nitzjuni Banai, Nitzjuni Banai” Mis hijos me han vencido, mis hijos me han vencido!


Recomiendo para quien le interese el tema las distintas teshuvot de nuestros rabinos: http://www.rabbinicalassembly.org/law/teshuvot_public.html (vayan a la sección Interpersonal Relations)

martes, 29 de septiembre de 2009

Textos varios de Iom kipur 5770

Introdución para Izkor

Ribono shel Olam, Señor del Universo, tal como tu rememoras Tu pacto con Tu pueblo Israel nosotros rememoramos a nuestros seres queridos. Tal como Tú rememoras el pacto con inmenso amor, nosotros, en este día de Kipur recordamos con amor y dolor la partida de este mundo de nuestros seres queridos.

Estamos en estos momentos llamados a valernos de una de las más poderosas virtudes del hombre. El recuerdo. El recuerdo es aquello que nos da un sentido de trascendencia a nuestra efímera existencia. El recuerdo de un pasado mejor nos permite soñar con construir un presente mejor. El recuerdo de nuestros seres queridos nos levanta cuando ya no tenemos fuerza. Quiera D´s que nuestros recuerdos nos ayuden a emular las acciones de nuestros seres queridos que ya no están aquí. Quiera D´s que podamos caminar junto a sus recuerdos. Quiera D´s que nos valgamos del recuerdo para superar las adversidades. Quiera D´s que podamos aprender a recordar.

En el día más solemne del año donde nuestra existencia se detiene, en este día de Kipur, somos comprometidos al recuerdo. En este día donde nos encontramos solos ante el Creador nos acompaña el recuerdo de quienes amamos. En una sinagoga repleta nos encontramos solos esperando Su veredicto pero es el recuerdo de nuestros seres queridos que nos mantiene firmes frente al juicio.

La memoria. Registramos nombres en lugares sagrados; recordamos a los seres queridos en momentos de santidad. La memoria, sin embargo, nos enseña no sólo lo que debemos recordar, sino también lo que debemos olvidar; cómo olvidar odios y heridas; cómo olvidar los dolores y frustraciones de la vida. La memoria nos provee de la alegría de seguir adelante a pesar de los pesares del corazón.

Nuestros sabios se preguntan en el Midrash (Kohelet Raba 5, 21) por qué los humanos cuando nacemos con las manos cerradas y morimos con las manos abiertas. Porque cuando nacemos -dice el Midrash- queremos llevarnos el mundo por delante, como aquel que dice: ‘El mundo es todo mío’. Pero cuando morimos, abrimos nuestras manos señalando que nada nos pudimos llevar de él.

Del mundo nada podemos llevarnos pero si podemos dejar. Lo que queda de nuestros seres amados es su legado. Lo que ellos nos enseñaron, sus sonrisas, sus lagrimas; sí dejan una huella en el mundo. Dejan una huella marcada en nosotros, una huella que no se percibe si no estamos dispuestos a verla. Quiera D´s que en este día podamos recordar aquellas huellas, aquellas marcas que dejaron nuestros seres queridos en nuestras vidas. Podamos recordarlos a ellos con lágrimas, pero también con sonrisas.

Iesh Kojavin She Oram Maguia Artza rak kaasher hem atzmam abdu. Hay estrellas cuya luz llega a la tierra solo cuando se extinguieron y ya no existen. ve einam iesh anashim she ziv zijram meir kaasher hem atzmam einam od be tojeinu. Hay personas que el brillo de sus memorias alumbran cuando ellos ya no están entre nosotros. orot ele Hamabikim bejeshjat. Aquellas luces que titilan en la oscuridad. ha leil hem she meirim la adam et Haderej. Aquellas son las que alumbran en la noche nuestros caminos.

Introducción a Neila

La palabra si tiene valor. Nuestras palabras si valen. Con este servicio de Nehila concluimos un nuevo Iom Kipur, pero ayer iniciamos este día anulando nuestros votos. Hoy por la mañana leíamos un fragmento de Tora en donde somos encomendados a anular nuestros votos una vez al año. En el libro de Bamidvar la Tora nos prescribe que seamos cautelosos a la hora de formular nuestros votos. Incluso más. Nos exhorta a no hacerlo. No porque nuestra tradición nos limite a una realidad sin poder imaginarnos algo diferente, algo mejor.

La tradición judía nos guía en el uso de nuestras palabras, de nuestras promesas. Porque nuestras palabras crean mundos, crean nuevas realidades. D´s creó al mundo con la palabra. D´s bendijo a Abraham con la palabra. Bilam bendijo al pueblo de Israel con la palabra. Moshe nos liberó con Su palabra. Pero fueron las palabras las que trajeron discordia al mundo. Fue la torre de babel y sus 70 lenguas las que trajeron disputas sobre la tierra.

La tradición jasidica nos indica que siempre para ilustrar algo la mejor alternativa es un cuento.

Un Rab le pide a uno de sus talmidim, a uno de sus mejores alumnos que vaya al mercado. Le pide que compre lo mejor que hay en él, y lo peor. A las horas vuelve el joven con dos cajas. El Rab sienta a todos sus alumnos en una ronda y le pide a quien fue al mercado que muestre que es lo mejor que había en el. Este saca una lengua. Sorpesa entre los alumnos. Muchos sugirieron que quizás el oro era lo mejor que había en el mercado. Pero no, una lengua. El rab permanecía callado. Luego le pidió que mostrase que es lo peor que encontró en el mercado. Su alumno abrió la segunda de las cajas y le mostro otra lengua.

Esa lengua, es una palabra. Es nuestra palabra, nuestro Divur. La lengua no es ni buena ni mala. No es lo mejor ni lo peor del mercado. La lengua es lo que nuestra boca haga de ella. La lengua es una bendición como una maldición. La palabra es un tesoro que debemos saber cultivar y desarrollar.

Es curioso que la palabra Divur, palabra en hebreo, tenga la misma raíz que Davar, cosa. La palabra como ya dijimos crea realidades, pero también la palabra tiene peso. Como todo lo materiales, nuestras palabras pesan. Pesan para bien, pesan para mal. Nos ayudan a construir y nos ayudan a destruir. Las palabras pesan. Y nuestras promesas pesan aun más. Quizas será por esto que nuestros maestros nos indicaron la importancia de las promesas, del valor que ellas tienen y del peso en nuestras espaldas al cual nos sometemos cuando decidimos prometer. Un peso que no todos podemos cargar, o que todos debemos aprender a cargar.

Pero la palabra Divur, palabra tiene otro significado más. Tiene el mismo shoresh o raíz que Midvar, que desierto. Si las palabras que habremos de pronunciar durante este día no dan frutos, correremos el riesgo de transformar al oasis en un desierto, quitando espíritu a nuestra vida, transformándonos en pequeñas personas y viviendo pequeñas vidas. Nuestras palabras pueden transformarse en desiertos, aridos, fríos y desolados. Y una vez más como somos nosotros quienes podemos hacer de nuestras palabras fértiles oasis o áridos desiertos.

Hablando sobre cómo es que la responsabilidad cae sobre nosotros en este día la tradición judía nos da un indicio más al respecto. Somos nosotros los que contribuiremos en esta rúbrica, tal como dijera Rabí Itzjak en el Tratado de Rosh haShaná (16b): Cuatro cosas cancelan la sentencia del hombre –o sea: Cuatro cosas alteran el veredicto divino- y éstas son: La tzedaká, la súplica, el cambio del nombre y el cambio de conducta. En este día de Kipur la mitzva recae sobre nosotros mismos. En todos los jaguim, las mitzvot recaen sobre algo ajeno a nosotros. En Purim sobre la meguilá. En Pesaj sobre la matzá y el maror. En Rosh HaShaná sobre el shofar. En Sukot sobre la Suká y los Arvaat HaMinim. Pero en este día de Kipur no nos valemos de cosas externas a nosotros, nos valemos de nosotros mismos. Nos valemos de nuestras palabras a través de la Tefila. Nos valemos de nuestras palabras a la hora de pedir perdón. Nos valemos de nuestras palabras al momento de reflexionar. Hoy nos valemos por nosotros mismos.

Dice el texto de la Torá, refiriéndose a este día de Kipur: “Veinitem et nafshoteijem” Afligiréis vuestras almas. ¿Qué significa afligir nuestras almas? Nuestros sabios comprendieron que de aquí deviene el ayuno. Este es quizás el símbolo de la mitzva de Iom Kipur. Es lo visible de nuestra condición y nuestra obligación en este día. Afligirse no es dejarse vencer, afligirse es darnos la oportunidad de encontrarnos con nosotros, encontraros con una voz que muchas veces no escuchamos y encontrarnos con Su Voz. Permitanme parafrasear uno de los versículos más conocidos del génesis. Allí se nos dice “Veruaj elohim merajefet al pnei hamaim” El espritu de D´s flotaba sobre las aguas. Hoy yo digo. Kol Helohim merajefet al pnei haaretz. La voz de D´s flota sobre la tierra. Hoy debemos escuchar su voz, debemos constreñir y afligir nuestro ser para ser capaces de escuchar su voz y escuchar nuestra voz.

Podamos escuchar nuestra propia voz en busca de alguna respuesta. Podamos escuchar la voz del otro en busca de algún consejo. Que en estos momentos donde las puertas de los cielos comienzan a cerrarse puedan nuestras voces unidas en congregación elevarse a través de los cielos y llegar al Eterno.

Cierre de Neila

Ya culmina un nuevo Iom Kipur. En minutos sonara el Shofar. El shofar que anuncia el fin de este día del Perdón. El shofar que anuncia que la Shejina se aparte de nosotros y sube nuevamente a los cielos. El shofar que trae el anhelo de una pronta redención. El shofar que marca el fin de este día y el comienzo de un nuevo camino. Quiera el sonido de shofar estremecer nuestros corazones y hacernos vibrar. Quiera el sonido del Shofar elevarnos en plegaria. Quiera este último sonido del Shofar esperanzarnos en un futuro mejor. Quiera el Shofar recordarnos que solo a través de la unión de todo el pueblo de Israel y la humanidad llegará la redención. Quiera la voz del shofar hacernos recordar el valor de nuestras propias palabras. Quiera D´s que podamos escuchar el sonido del Shofar.

Ptaj lanu shaar be-et nehilat shaar. Abre para nosotros las puertas en esta hora que las puertas se cierran.

Hamtzi Lanu Mejilá BeShaat HaNeilá.
Concédenos tu perdón, en esta hora en que las puertas se cierran.

Introducción a Kol Nidrei

Cuando la noche tiende su manto sobre la tierra y nos acercamos al día más solemne del año, consientes del imperio del tiempo y de nuestra existencia. Conmovidos por los acordes que evocan nuestra historia. Decimos Hineni. Decimos presente. Como nuestros patriarcas, hoy, nosotros, Tu pueblo Israel, dice presente. Evocando Tu magna misericordia decimos: Hemos errado y solo a tu clemencia apelamos.

Ribono shel Olam, Soberano del Universo: ayúdanos a medir nuestras palabras y te pedimos la fuerza para ser fieles a nuestras promesas.

Ribono shel Olam, Señor del Universo: concédenos la voluntad para volver en Teshuva, para volver nuestros pasos al camino de Tu Tora.

Ribono shel Olam, Señor del Universo: ayúdanos a encontrar un camino. Un camino que nos una a Tu nombre.

Ribono shel Olam, Señor del Universo: concédenos en este día del perdón la conciencia para poder distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo bueno y lo mejor.

Ribono shel Olam, Señor del Universo: Ayúdanos a comprender que nuestros hábitos de hoy decidirán la esencia de lo que seremos mañana.

Ribono shel Olam, Señor del Universo: Haz que nuestra voluntad sea Tu voluntad.

Unidos en plegaria y meditación con nuestros hermanos judíos de todo el mundo apartamos de nuestra mente los pensamientos mezquinos y los deseos vanidosos. Y nos volvemos hacia Ti con humildad y reverencia. Aspiramos llegar a grandes metas, pero la tentación nos invade. Tropezamos y caemos, argüimos y dudamos. Señor del universo, fortifícanos y guía nuestros pasos. Ayúdanos a escuchar en nuestros corazones la vos serena y sabia de Tu espíritu.

En esta noche sagrada, santificada por recuerdos sagrados, unidos con las generaciones pasadas y rememorando la piedad y la devoción ancestral nos hallamos en Tu presencia, libres de toda pretensión, consientes de nuestras debilidades.

Ribono shel Olam, Señor del Universo, en este día de Kipur, en esta hora del crepúsculo solo a tu justicia apelamos.

Ribono shel Olam, Señor del Universo, nos des la fuerza y la voluntad para ser en lugar de solo desear, para ser lo que rezamos.