En Buenos Aires, Argentina, una jueza de la Capital Federal falló a favor del matrimonio homosexual. Esta sería la primera pareja del mismo sexo que se podría casar bajo suelo argentino. Esta situación fue disparadora de una gran ola de discursos a favor o en contra de dichos casamientos por intelectuales y otros tantos opinologos. Soy un estudiante del Seminario Rabínico Latinoamericano y a la vez, estudiante de sociales en la U.B.A. El “problema de la homosexualidad” no despierta en mi un interés particular, sino, más bien, un disparador para pensar una realidad y una postura en torno a nuestra sociedad, la regulación de las normas jurídicas y la religión.
Como señaló Kant a fines del siglo XVIII, del siglo de las luces, “nos encontramos en una época que todo debe someterse a la crítica”. Cuestiones que quizás fueron socavadas en otras generaciones o ni siquiera fueros suscitadas preguntas al respecto hoy emanan por doquier. Temas “tabúes” de ayer, hoy son “moneda corriente” en la televisión o en los debates intelectuales. En torno a la problemática de la homosexualidad creo que la solución es mucho más sencilla en el ámbito de lo social y político que en el caso religioso, y particularmente, por mi interés, en el judaísmo.
Desde mi humilde punto de vista la aprobación a nivel mundial de los matrimonios homosexuales es un hecho inexorable. Quizás dentro de 10 años o quizás dentro de 100 años, todos los países – o su gran mayoría – habrán reconocido el matrimonio de parejas del mismo sexo. El derecho no crea nuevos derechos sino que reconoce los derechos aceptados por la sociedad. La sociedad, al parecer, avanza de una manera u otra a aceptar a los homosexuales no como una desviación de la norma sino como una realidad, como una elección o como una inclinación. Tal como unos son heterosexuales otros son homosexuales. Todavía vivimos en sociedades muy conservadoras para aceptar cambios tan radicales, pero la aceptación de nuestros días es mucho mayor a la de nuestros abuelos y D´s quiera la de nuestros nietos sea mucho mayor a la nuestra. En definitiva, desde mi juicio particular, cuando la sociedad como un todo – o una gran masa de la misma– se muestre a favor de los matrimonios homosexuales los distintos sistemas jurídicos de cada nación tendrán que reconocer inexorablemente ese derecho contractual de los diferentes ciudadanos.
Me interesa particularmente trabajar aquí la “problemática de la homosexualidad” en torno a la perspectiva judía. Antes que nada quiero aclarar que uso el término “problema” ya que este es un asunto controvertido y polémico en nuestros días, pero que este asunto debe tratarse con sumo cuidado y empatía ya que no estamos hablando de objetos. Este problema no es un problema cognoscitivo o un problema científico, estamos discutiendo y pensando sobre la vida de millones de personas. La homosexualidad no la podemos reducir a un ente sin cuerpo, ya que no hay homosexualidad si no que hay homosexuales. Por otro lado tal como se enseña en el Talmud (Sanedrin 5B) no soy nadie para dar algún tipo de regulación o normativa. Aquí no busco sentenciar respuestas conclusivas, sino, mas bien, abrir preguntas. En las próximas líneas buscaré tan solo plantear mi posición, ambigua quizás, con respecto a la homosexualidad y el judaísmo.
En primer término quiero plantear que mi perspectiva desde la cual trataré de dilucidar este conflicto es desde la cosmovisión del judaísmo conservador con el cual siento una afinidad ideológica y práctica. Esta es una más de las muchas oportunidades donde el movimiento conservador, que como señaló el Rab Gordis su nombre no le hace merito a su esencia, se sitúa entre dos perspectivas antitéticas que tiene que intentar resolver. A la izquierda se encuentran el movimiento reformista o el judaísmo “humanista” que entienden que la cuestión de la homosexualidad es simplemente un tema del ámbito de los derechos humanos y la justicia donde la tradicional prohibición a las relaciones sexuales entre homosexuales ya es intolerable y arcaica. Por el otro lado nos encontramos con una creciente ortodoxia, cada vez más fundamentalista, que niega cualquier tipo de cambio en términos halajicos ya que entienden que la Tora, o su interpretación digamos, es inmutable y que los homosexuales deben “revertir” su condición o permanecer en una vida de celibato.
El conservadurismo fiel a la tradición histórico-positivista del judaísmo sostiene tal como señala el Rambam en sus shloshesre ikarei Haemuna (en los trece principios de la fe) que la Tora en su forma no va a cambiar, no va a ser remplazada, ni abrogada nunca. Pero a la par comprende tal como señala Marc-Alain Ouaknin que el judaísmo no es el pueblo del libro sino “HaHam sheDoresh Hasefer” el pueblo que interpreta el libro. Por este motivo nuestros rabinos y eruditos talmúdicos y bíblicos se dan así mismos la responsabilidad y la obligación de interpretar la Tora a la luz de las nuevas circunstancias socio-historicas. Dor Dor veDorshav, cada generación con su propia interpretación es la máxima rigió la historia de nuestros poskei halaja a lo largo de más de 2000 años. Como señalan los Rabinos Dorff en una responsa del CJLS sobre la homosexualidad: “Estamos siempre motivados por el mandato de nuestra tradición en la cual los rabinos de cada generación aplican la ley judía con sensibilidad y eficacia para las nuevas circunstancias de su tiempo, trayendo no solo los precedentes de nuestra tradición sino también los conceptos fundamentales y los valores”.
Este es un tema complejo que requiere de todos una sensibilidad especial. Soluciones facilistas e inmediatas son efímeras y contraproducentes. Una posición reaccionaria a esta materia es la muestra de una ceguera total a un problema que nos involucra a todos. La tradición halajica judía nos comanda a tratar cada situación con especial atención y estudiando a fondo los distintos detalles pertinentes. Aquí no busco, por mi falta de conocimiento, traer todas las fuentes sobre la perspectiva judía de la homosexualidad sino tan solo plantear algunos de esos puntos, como las fuentes más primigenias y concluir planteando algunas preguntas para quizás resolver en comunidad a futuro. Hay mucho material disponible en la Web sobre este tema, al final pondré algunos sitios donde se podrán encontrar diferentes posturas de nuestros líderes y maestros al respecto.
La “problemática de la homosexualidad” y el problema de insertar y aceptar a hombres y mujeres homosexuales dentro de nuestras comunidades y dentro del marco de la ley judía surgió a la par de un cambio en la cosmovisión de la homosexualidad. Hasta hace no muchas décadas se entendía desde las diferentes ramas científicas, como también la psicología o desde las distintas religiones que la homosexualidad era un desvío. El homosexual sufría de alguna patología que le impedía, como cualquier enfermedad, un disfrute integro de la vida. Nacieron así las terapias para “revertir” esa situación como también los campos de concentración donde miles de homosexuales fueron muertos por su condición. Ya desde 1974 que en los Estados Unidos borraron de la lista de patologías a la homosexualidad como una enfermedad. Los diversos estudios recientes muestran que la homosexualidad tanto como la heterosexualidad no es una elección que uno hace en una etapa tardía de la vida sino que son diversos procesos que se dan a una temprana edad condicionado por el ambiente social donde uno se desenvuelve. Hoy en día podemos estar convencidos de que la homosexualidad no es una desviación, la homosexualidad no tiene carácter biológico y más que nada, que la homosexualidad no es un crimen.
Antes de comenzar a analizar algunos argumentos quiero afirmar que no tengo una posición a la fecha tomada al respecto. Pero siguiendo los lineamientos de nuestros líderes en Estados Unidos afirmo inequívocamente, tal como ellos hicieron en sus diferentes responsas, que más alla de cualquier conclusión que podamos sacar al respecto debemos ser un movimiento inclusivo con los homosexuales, debemos proponerles desde nuestras diferentes perspectivas formas de vidas judías integras, buscando no discriminar ni desvalorizarlos. Aquí es donde presento mi disconformidad absoluta con un término que nos toparemos a continuación. Toeba, que es abominación, es entendida en el Talmud (Nedarim 51a) como una palabra compuesta por otras tres “Toe ata ba” Vos estas perdido por causa de esto”. Se dice que la homosexualidad es una Toeba o por lo menos los actos sexuales homosexuales son una abominación desde mi lectura critica hoy en día ya no podemos afirmar esta verdad, como una verdad absoluta, sino como una percepción de nuestros sabios en un tiempo determinado del cual ya nosotros no somos parte.
Como señala Rab Levy hay tres soluciones teóricamente posibles a este dilema: el rechazo, la aceptación o la validación. Dentro de nuestro movimiento conservador podemos encontrar de alguna u otra manera estas tres posturas en las distintas teshuvot presentadas en el 2006 en el CJLS. Rab Roth que de cierta manera es conclusivo y rechaza a la homosexualidad y sigue considerando los mismos patrones de conducta de nuestra tradición. Rab Dorff que le da un cierto grado de aceptación a los homosexuales pero que no valida los casamientos homosexuales ni ciertas prácticas conectadas a las relaciones sexuales. Y finalmente el Rab Geller que decide validar las conductas homosexuales y propone crear una liturgia para comenzar a realizar casamientos homosexuales. En definitiva cualquier consideración que tengamos es una toma de posición basados en la halaja y en la meta-halaja, donde aquí incluimos nuestra perspectiva de “ideal” familiar, la posición de nuestra sociedad y nuestra teología.
Ahora si trataré de forma sistemática de proponer alguno de los argumentos que proponen nuestros eruditos en este asunto. En primer lugar cabe señalar que la palabra homosexual es casi ajena a las discusiones talmúdicas y post-talmúdicas, lo que se condena en la Tora, como veremos más adelante, no es la homosexualidad (que la podemos definir como la atracción de alguien a un par del mismo género) sino un acto sexual especifico. El Talmud (Sanedrín 82a) señala “El pueblo de Israel no es sospechoso de prácticas homosexuales”, de lo cual podemos inferir que en los tiempos de la guemara este no era un “candente” en el tópico de nuestros sabios, quizás porque verdaderamente no había muchos judíos homosexuales o porque era un tema que no se discutía.
La fuente a la cual todas las autoridades rabínicas se refieren para trabajar este asunto es Levítico 18:22 Veet Zajar lo tishkab mishcebi isha Toeba hi <
El texto bíblico parece ser conclusivo por lo cual nuestros sabios se enfrentan a dos posibilidades dentro del marco de la halaja para insertar a los homosexuales a la vida plena y halajica judía. Realizar una Takaná que anule este principio bíblico o utilizar una herramienta de la jurisprudencia halajica muy osada y extrema que es Laakor dabar min haTora, arrancar directamente este principio de la Tora y por ende de la halaja. Ninguno de nuestros sabios, hasta mis conocimientos y la actualidad, ha intentado aplicar estos dos criterios.
En la paper presentado por los Rabinos Dorff, Nevis y Reisner se utiliza un concepto halajico, de suma trascendencia, para posibilitar la vida judía integra de sus integrantes homosexuales. El principio que utiliza se expresa en varios lugares de la guemara como así también en más de 90 casos en el Shuljan Aruj, este principio es conocido como Kavod Haberiot “la dignidad del hombre”. Talmud Brajot 19b “Gadol kavod haberiot shedoje et lo taase baTora” Grande es la dignidad del hombre que suplanta las mitzvot negativas de la Tora. Este principio que marca la dignidad del hombre fue usada en diferentes oportunidades en la jurisprudencia halajica para salvaguardar un principio fundante de la teología judía que es la dignidad humana. Por ejemplo, citan en una Responsa moderna, que este principio se utilizó para permitir la utilización de un audífono electrónico en Shabat para las personas que padecen de sordera o de una audición disminuida, para que no se sientan menospreciados en el servicio religioso y para que puedan escuchar la lectura de la Tora y contestar Amen. Por otro lado un Rab de la universidad de Bar Ilan en Israel sostiene que este principio supera al principio de Kavod Hatzibur, el honor del público, por lo cual las mujeres hoy en día tendrían la posibilidad de leer Tora por la importancia de la dignidad humana.
Otro principio halajico que se debería tener en cuenta al tratar este complejo problema es el que presenta Berkowitz “Eija deEfshar, efshar. Eija de lo Efshar, lo efshar” (lo que es posible es posible, y lo que es imposible es imposible). Si comprendemos, por los diversos estudios, que un homosexual no puede cambiar su elección sexual, asi como tampoco puede hacerlo un heterosexual, es impropio que la halaja castigue y “oprima” de cierta forma la vida sexual y sentimental de los homosexuales. Este principio racional de la Tora nos enseña que lo que es posible modificar fisiológicamente debemos hacerlo más si esto es imposible la halaja se debe ajustar a las nuevas circunstancias. No podemos obligar a un ciego así como tampoco podemos obligar a un homosexual a “corregir” su conducta, o a optar por una vida de celibato (como proponen algunos) o a casarse con alguien de otro sexo y reprimir su voluntad.
Otro de los argumentos que tratan en una de las Teshuvot es el conocido “Dina de Maljut Hadina”, la ley del reino es la ley. Por lo cual nuestras autoridades, los más liberales incluso, no se atreven a permitir los casamientos o uniones conyugales homosexuales donde los países no regularicen de antemano esta situación. También en referencia a las relaciones sexuales y los casamientos y utilizando este mismo principio Rab Gershom en el siglo XI prohibió la poligamia para la comunidad Askenazí luego que la Iglesia la prohibiera para sus fieles.
Por ultimo quiero presentar un concepto que me pareció muy interesante al respecto que se encuentra en el Talmud (Baba Batra 2b y 3a). Este concepto lo utiliza al final de su responsa Rab Levy donde habla de la privacidad. La guemara en este, uno de sus tratados sobre daños, nos enseña que un hombre no puede abrir la ventana o una puerta que está enfrentada a la de su vecino a menos que le obstruya el camino. Aquí las guemara nos hablan sobre la privacidad. Este es un concepto junto al de Tzniut (recato) y de Lashon Hara (habladurías) que tenemos que tener presente a la hora de tratar estos temas tan delicados. No somos nosotros los hombres quienes juzgamos sino D´s, no podemos juzgar abiertamente ni hablar abiertamente de lo que no sabemos ni conocemos. El valor del individuo es un precepto esencial para la teología y la halaja judía. Incluso nuestros sabios en Baba Kama 4b llegan a decir que el castigo por Motzí shem Ra es incluso más grande que el del robo, asesinato o violación.
Como ya dije al principio no soy experto en el tema de la homosexualidad ni sus orígenes ni tampoco soy experto en halaja o en fuentes judías, solo soy un joven a quien le inquieta la situación actual de miles de judíos y judías que no encuentran en nuestras instituciones y en nuestros líderes una respuesta certera a sus dilemas. Ahora me gustaría plantear alguna de mis conclusiones, prematuras tal vez, de esta situación. Yo creo, tal como se dijo en el 2006 en la CJLS, que este tema puede dividir totalmente a nuestro movimiento. Por lo cual estimo que no se pueden tomar resoluciones apresuradas buscando beneficios inmediatos. Creo tal como enseño nuestro maestro Schehter en los comienzos de nuestro movimiento que un principio básico que debe guiar nuestras ideas y reflexiones es el Clal Israel, el pueblo judío en su conjunto. Como movimiento conservador y como judíos no buscamos quebrar a la comunidad judía de una manera determinante como se podría lograr con la validación total de las prácticas homosexuales en el seno de nuestra comunidad. Pero tampoco podemos por miedo a los cambios y a las reacciones seguir menospreciando la dignidad de los homosexuales.
Debemos dejar de lado las cuestiones políticas de lado e incentivar a nuestros lideres, a nuestros verdaderos maestros, que se pongan a discutir de este tema y de tantos otros de suma importancia para nuestros tiempos. No podemos seguir anclados a una cosmovisión medieval o antigua de la cual ya no nos sentimos identificados. La halaja no debe alejarse de las cuestiones realmente pertinentes para la vida judía. La halaja no puede disociarse de las reflexiones a las cuales llegan las sociedades y los Estados. Para nosotros los judíos la halaja es nuestro camino por el cual debemos transitar. La halaja en su esencia, para muchos proviene de D´s, pero en la práctica tal como se expresa en la guemara “lo bashamim hi”, la Tora no está en los cielos. Es el trabajo de nuestros exegetas traer la Tora a nuestros días, la Tora es fuente de vida, pero debe ser fuente de vida para una vida moderna y digna de ser vivida. No nos podemos quedar en la nostalgia de un pasado, buscando la tranquilidad y el conformismo, como judíos dignos hijos de la tradición de Israel debemos preguntarnos y confrontarnos a los nuevos dilemas que nos presentan las nuevas realidades.
Debemos, como ya dije, ser inclusivos con los miembros homosexuales de nuestras comunidades tal como enseño el profesor Leibowitz, que si bien sostenía las tradicionales prohibiciones también afirmaba que debemos acercarlos a la vida judía halajica no recriminándoles nada por su condición/elección. Yo creo que hoy no estamos preparados como tnua masorti ni como judería a nivel mundial para validar los casamientos homosexuales. Como también señalo el Rab Skorka en un ensayo debemos en tiempos donde las respuestas no son conclusivas no apresurarnos a las decisiones pero con jesed y amor integrar a los hombres y mujeres gays de nuestras comunidades.
Creo que como comunidad debemos preguntarnos ¿Cuál es el ideal de familia al cual apuntamos? Si hoy en día siegue siendo el ideal heterosexual el que proponemos, como lo fue durante siglos enteros, o si hay nuevas formas de relacionarse que pueden ser incluidas en nuestra tradición. También debemos ponernos como hombres de Fe a pensar en nuestros textos sagrados y en las interpretaciones de nuestros sabios ¿Qué es lo que D´s quiere de nosotros? Si es conformar una familia “típica” que nos permita cumplir con la primera de las mitzvot “Pria Urbia” (crecer y multiplicarse) o que cada uno pueda expresar el máximo amor que tiene a la persona que cada uno desee sin que esto se encuentre en desmedro de nuestros ideales comunitarios y religiosos. En fin este es un tiempo de más preguntas y dudas que de respuestas y certezas. Pero tal como la duda metódica lo llevó a Decart a afirmar la idea de D´s, tal vez la duda, las preguntas y el debate, nos ayuden a nosotros a encontrar posibles respuestas para todos estos hombres y mujeres que de seguro están esperando alguna.
Con profunda fe en que la discusión de estos asuntos pueden enriquecer nuestra vida y practica judía espero que podamos construir un dialogo que nos ayude a comprender más cabalmente esta situación y comprometer a nuestros dirigentes a que adopten una postura más proactiva en relación a este dilema como a tantos otros en los cuales por mucho tiempo han callados. Ahora si termino, pero antes me gustaría afirmar que hoy más que nunca, que en el siglo XXI hombres y mujeres de todo el mundo estén preocupados por esta cuestión, por darles un marco halajico a los homosexuales y por ver cómo superar estos dilemas que se presentan con nuestra tradición y con la Tora misma, es una muestra más de lo que D´s dijo una vez en la guemara “Nitzjuni Banai, Nitzjuni Banai” Mis hijos me han vencido, mis hijos me han vencido!
Recomiendo para quien le interese el tema las distintas teshuvot de nuestros rabinos: http://www.rabbinicalassembly.org/law/teshuvot_public.html (vayan a la sección Interpersonal Relations)
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