domingo, 22 de junio de 2008

Tradición y Cambio

Hace unos días cumplí años. Esta fecha me hizo acordarme de una conversación que tuve con mi tío hace unos años atrás. Les cuento el porque. Provengo de una familia judia conservadora donde todos los miembros de la familia (de la parte paterna me refiero) continúan con la tradición de Israel. Excepto el hermano mayor, son seis hermanos, que a los veinte años se convirtió en Testigo de Jehová. Se encuentra viviendo desde hace ya muchos años en Paraguay pero siempre que viene para la argentina nos juntamos a hablar. Me apasiona discutir con él cuestiones teológicas. Me acerco al punto en cuestión.
La fecha de una de sus visitas correspondía también a su fecha de nacimiento. Y justo ese dia estábamos cenando en lo de mi papa y cuando estoy por levantar la copa y brindar por su cumpleaños mi tío me dice: Uri, discúlpame pero nosotros (los testigos de Jehová) no acostumbramos a celebrar los cumpleaños ni a brindar con copas de vino. Paso seguido me explica el porque, el cual resumo aquí para llega al punto que quiero tratar. Me explica que en las sagradas escrituras no figura en ningún momento la “celebración” de algún cumpleaños por lo cual ellos entienden que no se deben celebrar. Y con respecto a brindar con vino, me comenta, que no realizan este acto por el mismo tener orígenes paganos ya que como el me cuenta era un acto que realizaban los Romanos en celebraciones bélicas.
Tomo ahora esta situación puntual para tratar de expresar mi crítica, con respeto, hacia estas “costumbres” y otras similares. Las sagradas escrituras (para el judaísmo el antiguo testamento y para los cristianos este y el nuevo) deben ser la piedra fundamental de nuestras vidas religiosas. Pero lo que le da color y hacen de esa piedra algo vivible son las interpretaciones. La exégesis de cada generación sobre la hermenéutica de quienes lo antecedieron debe guiarnos en nuestra ayuda de interpretar “correctamente” la Biblia.
Cada generación debe afrontar las nuevas necesidades de los tiempos presentes, tomando como base las tradiciones anteriores pero no estancándolas en ellas. Hoy en dia no festejar un cumpleaños porque en las escrituras de hace 2500 años no se le dio importancia (porque seguramente no existía la concepción de importancia de una celebración semejante) es un sin sentido. Como también es un sin sentido formas de vida de diversos sectores fundamentalistas de todas las religiones.
Por el otro lado tanto el judaísmo como el cristianismo se han nutrido en un sin numero de oportunidades de las influencias externas de los pueblos que vivían a su alrededor. Hoy en día cuando ya los romanos dejaron de existir hace más de un milenio y medio oponerse a la costumbre mundial de celebrar los momentos brindando es oponerse al mundo. Como religiones basadas en la ética y la moral debemos ser abiertos a las influencias externas que nos nutren de conocimientos y de actos nobles y a su vez debemos hacer frente y cerrarnos de introducir en nuestras vidas influencias externas que nos guíen de un modo inmoral.
Hoy en dia debemos hacer frente y no dejar que se “naturalicen” en nuestras conductas religiosas el soborno, la envidia, la competencia y tantos otros males que azotan a la gran mayoria del mundo. Pero a su vez debemos ser abiertos a recibir en nuestro seno todos los avances que el mundo ha hecho y utilizarlo de una manera beneficiosa.
Culminó el siglo XX donde, como declaró Nietzche “La religión ha muerto” para estar viviendo en los primeros años del siglo XXI donde “La religión ha vuelto a nacer”. Pero con este renacer ha surgido un fundamentalismo que se cierra al mundo y niega las “verdades” universales. Debemos hacer frente a los sectores fundamentalistas de las diversas religiones que por el afán de “conservar” la religión lo único que consiguen es atrofiarla.
Dentro del mundo judío tenemos un claro ejemplo de estos hechos. Los sectores más ortodoxos están destruyendo la propia esencia de nuestra tradición. Por su búsqueda de mantener un Status quo con la forma de vida judía del siglo XVIII están yendo en contra de 3700 años de evolución. Afirman cosas que hoy en día no tienen ningún sustento. Quieren hacernos creer que desde Abraham Avinu hasta el Gaon de Vilna el judaísmo se mantuvo casi igual, sin cambios. Contradicen a la historia, la arqueología y hasta las propias fuentes rabínicas.
Muchos son atraídos a estos sectores porque en un mundo de incertidumbres encontrar una “verdad” es muy tentador. Ante los miedos contemporáneos nos presentan una alternativa sencilla, pero falsa. Como el gran Rabino Mordechai Kaplan plantea: “El judaísmo es una civilización” y como una civilización se encuentra en constante movimiento. El movimiento significa cambio, y el cambio continuidad. Realmente seria muy sencillo asegurar la continuidad judía de la manera que aquellos sectores fundamentalistas nos lo ofrecen pero seria negar milenios de evolución. Centenares de años envueltos en decenas de culturas de las cuales adoptamos vestimentas, palabras, oraciones, mitos y hasta estilos arquitectónicos.
El emblema del movimiento conservador es “Tradición y Cambio”, pero mas que un lema es una concepción religiosa y empírica de la historia del judaísmo. Pero como planteaba uno de los grandes pensadores judíos conservadores de mediados del siglo XX que el lema no debería ser “Tradición y cambio”, si no mas bien, “Una tradición de cambio”.

jueves, 19 de junio de 2008

¿Una secta más?

¿Y si el judaísmo que hoy conocemos era hace 2000 años una secta más? El pueblo judío se autodenomina y es reconocido por las demás naciones como "El pueblo elegido". Quitando de este término toda carga peyorativa o sin ser chauvinistas, el pueblo judío en la actualidad se considera legítimo descendiente del "judaísmo bíblico". Antes de empezar a analizar esta cuestión quisiera dejar en claro que personalmente sostengo la legitimidad de nuestro pueblo en ser los "verdaderos" descendientes del antiguo pueblo de Israel. Pero esto no me impide tratar de analizar que fue lo que ocurrió hace unos dos mil años atrás y poder tal vez, deducir que lo que hoy conocemos como judaísmo era tan solo una secta más dentro de la eclosión que ocurrió por los primeros decenios de nuestra era.

Comienzo planteando una premisa. El judaísmo rabinico (Al cual hoy todo judío pertenece) logró que el mundo lo reconozca como los "verdaderos" descendientes de Abraham, Moisés y el Rey David. Ahora bien empecemos a entender un poco más estos términos que usamos frecuentemente sin saber verdaderamente desde cuando se emplean ni su real significado. Comúnmente usamos como sinónimo de judío las expresiones hebreos o israelitas. Si bien para tener una legitimidad histórica como descendientes de los patriarcas o del reino de Israel debemos recurrir a estas expresiones hay que entender que sinónimos no son. Se desconoce de donde viene precisamente el termino hebreo, algunos aducen que es la tribu "habiru" o del verbo hebreo "Ivri" que significa “quien pasa”. Pero en definitiva este término solo se utiliza para designar a los patriarcas y a los primeros líderes del proto-monoteísmo. Por otro lado el término israelitas se utiliza desde los descendientes de Iaacov (que se convierte en Israel). Este termino le da legitimad a los "Bnei Israel" a ser quienes continúan el legado de los primeros patriarcas. Excluyendo así a Esav o Ishmael; y sus respectivos descendientes. Finalmente el termino judío, en hebreo Iehudi, comienza a ser utilizado una vez que el reino del norte, Israel, es destruido y solo queda el reino de Iehuda (la tribu mayoritaria, también estaba la tribu de Benjamín). Los términos que nos autoproclamamos incluyen y excluyen, legitiman y marginan. En este sentido ya podemos ver como ya hace mas de 3000 años se utilizaban estos términos para distinguirse del resto; para así buscar legitimación. Es curioso como en el Koran (Texto sagrado del mundo musulmán) el verdadero heredero del primer patriarca, Abraham, es Ishmael (de aquí el termino ismaelitas).

Decenas de pequeñas sectas buscaron ser en los periodos posteriores a la destrucción del primer templo de jerusalem, en el 586 a.e.c, los continuadores del monoteísmo. Los samaritanos son un ejemplo, pero claramente en nuestras escrituras son deslegitimados. Pero ahora si vayamos al punto emblemático en cuestión. El siglo anterior y posterior a la destrucción del segundo templo de jerusalem son momentos de intensa disputa entre sectas y corrientes de descendientes del reino de Iehuda. Ciertas disputas son en torno al poder pero principalmente son de carácter "religioso"; muchas corrientes dentro de la tierra de Israel buscaban ser los verdaderos intérpretes de las enseñanzas de los profetas y de las escrituras sagradas (Canonizadas, los cinco libros de moisés, en el año 440 a.e.c).

Vayamos pues a repasar algunas de las corrientes mas conocidas. Por un lado se encontraban los Sdukim (Continuadores de un tal Sadok, sumo sacerdote) o en castellano, Saduceos. Este grupo era compuesto por parte de la aristocracia local y principalmente por los sacerdotes, cohanim, del Beit Hamikdash. Argüían que Dios le había conferido a ellos el poder de continuidad de las profetas y de sus escrituras por ser ellos los responsables del culto. Otra secta que eran conocidos como los Isim, esenios, era una secta de ascetas que se marginaron del klal Israel para recluirse en los desiertos cercnos al mar muerto. Decían que el pueblo había sido corrompido por el poder. Pero en esos años un grupo comienza a tomar forma y poder. Los prushim, Fariseos, un grupo de "intelectuales y liberales" que concebía que los sacerdotes solo tenían que hacer sacrificios pero eran ellos los legítimos descendientes de Ezra, el escriba, y de los profetas. Entendían que ellos tenían los conocimientos necesarios para interpretar las escrituras.
Hoy en día al estudiar el periodo histórico del pueblo judío de esos años se denominan principalmente a estas tres corrientes como quienes conformaban el crisol de pensamientos del pueblo judío. Pero, a mi entender, le estamos fallando a la historia. Nos falta incluir a aquellos descendientes de unos fariseos, de Jesús y de pablo. En un primer momento ellos buscaron la legitimidad dentro del mundo "judio" para catalogarse como los verdaderos intérpretes de la voluntad Divina y consecuentemente del pueblo judío. Jesús, o mejor dicho los nuevos evangelios, para situarse como Mesías hace un linaje que lo une con el mismísimo Rey David quien en la cultura hebrea seria de su casa de quien descienda el Mesías.

Entonces. Para ir concluyendo me gustaría citar a una canta-autor argentina "Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia". Hoy, nosotros judíos, somos hijos de los fariseos y del judaísmo rabinico. El judaísmo rabinico fue el vencedor de esta historia. Los Saduceos con la destrucción del tiempo se desvanecieron. El imperio Romano destruyo a las tribus ascetas del desierto de Israel, entre ellos los esenios. Y finalmente quienes en un primer momento se denominaron judeo-cristianos, rompieron allá por el siglo V la búsqueda por buscar legitimad histórica con los patriarcas y los reyes de Israel. A lo largo de los siglos han surgido grupos que también han buscado ser los verdaderos intérpretes de las sagradas escrituras, entre ellos los Karaitas. Triunfaron pero luego sucumbieron. Hoy el único judaísmo que queda es el que comenzó allí con los Fariseos y continúo con los rabinos. El triunfo del farisaísmo es cuestión de otro análisis mas complejo que espero poder compartir en unas semanas.

Ahora si, finalizando, el judaísmo nunca fue único como algunos tratan de argüir. Ahora bien, nos encontramos en años donde dentro del seno de nuestro pueblo se plantean intensas discusiones sobre que movimiento religioso es el “verdadero” continuador de 2000 mil años de enseñazas rabínicas. ¿Cuál es el movimiento que sigue un desarrollo histórico de nuestro pueblo? La pregunta es ¿Habrá algún ganador? ¿Qué pasaría con los perdedores? O mejor dicho ¿Necesariamente aquí debe haber un ganador? O estamos en una era donde podemos asumir nuestras diferencias y lo que alguna vez se usó como un termino que excluía hoy puede ser utilizado para incluir. ¿Hoy ser judío excluye o incluye?