martes, 22 de septiembre de 2009

El lugar del hombre en la filosofía judía

“Vaiomer Elohim naase Adam Betzalmeinu Kidmuteinu” En el sexto día de la creación D´s creó al hombre, a su imagen y semejanza. Ese sexto día de la creación es rememorado cada año un primero de Tishrei, hoy Rosh Hashana. La tradición de Israel ha escogido comenzar sus años, marcar sus ciclos, comenzando con la creación del primer hombre. Muchos otros momentos se podrían haber fijado como comienzo de nuestros años, quizás la creación del mundo, quizás el nacimiento o muerte de Abraham Abinu o Moshe Rabeinu, la salida de Egipto, la entrega de la Tora en el Har Sinai, o quizás otras. Pero no! La creación del hombre es la que marca el comienzo de nuestros años. ¿Por qué? Porqué se preguntaron nuestros sabios.

Como todos sabemos el judaísmo no nos da respuestas conclusivas a nuestras preguntas. Si bien muchos exegetas discuten sobre algunos puntos encontramos que muchos coinciden en la importancia del hombre en el mundo, la trascendencia del hombre en la historia. Incluso muchos comentaristas modernos comentan que la historia de la humanidad comienza con la expulsión de Adam y Java del Gan Eden luego de haber comido la fruta prohibido. La historia de la humanidad comienza con la libertad del hombre. No hay historia sin libertad de elección. No hay historia sin el hombre. Somos los hombres quienes hacemos la historia, no hay un determinismo que marca nuestra existencia. De algo de esto se trata Rosh Hashana.

Rosh Hashana, el año nuevo judío, se refiere a tomar conciencia de nuestra condición humana, de nuestras fragilidades y fortalezas, de nuestros yerros y nuestros aciertos. La tradición judía nos invita a preguntarnos quienes somos. Ahora en nombre de nuestra tradición nos pregunto ¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos y hacia donde queremos ir?

Quiero compartir con ustedes algunas ideas de quien es el hombre para la tradición judía. Hay una discusión talmúdica que es apasionante. Nuestros sabios del siglo V se preguntaron. ¿Por qué fue el hombre creado en el día sexto de la creación, en el último día? En un pasaje encontramos que algunos maestros continuadores de la tradición bíblica sostienen que esto fue así para coronar la creación. El hombre, como último ser creado es quien corona la obra Divina. En otro pasaje muy popular del Masejet de Sanedín se narra: Adam fue creado (último de todos los seres) en la víspera de Shabat. ¿Para qué? Para que si los hombres se tornaban (demasiado) arrogantes, se les pudiera recordar que los insectos los precedieron en el orden de la Creación. ¿Contradicción? Yo entiendo que no, nuestros rabinos de bendita memoria, nos hablan simplemente de dos facetas del hombre. El hombre tiene un potencial que no posee ninguna otra criatura sobre la tierra, la posibilidad de crear y de cambiar su realidad. Pero el hombre con tanto potencial puede muchas veces olvidarse que el también es parte de la creación.

Sigamos averiguando quien es el hombre para nuestra tradición. En Bereshit en el relato de la creación se nos dice “Naase Adam” Hagamos al hombre y los exegetas de la tradición de Israel se preguntaron porque D´s habla en plural. Dan diversas respuestas pero ahora traeré una que nos sirve a nosotros para tratar de configurar quien es el hombre para la tradición judía. “Naase” esta en plural porque le esta hablando al hombre. D´s habla con el hombre en su creación, D´s consulta con su creación. El hombre es un socio en la creación para la cosmovisión judía. En la tierra todas las criaturas fuera del hombre están determinadas; nacer, crecer, reproducirse y morir. Su vida es estática. Pero la del hombre no. El ser humano es quien tiene la posibilidad de cambiar su mundo, de ser un socio en la creación. Cuando se nos narra que el hombre fue creado a Imagen y semejanza de D´s se nos habla sobre nuestra capacidad de creación, de cambiar realidades, de crear nuevos mundos. En este Rosh Hashana no debemos olvidarnos que somos socios en Su creación, pero como sabiamente previeron nuestros sabios, somos parte de la misma y debemos ante todo, preocuparnos por la naturaleza toda.

El hombre tiene una función clara en la creación “Veirdu”. Ridui significa dominar, conquistar las criaturas. Más adelante el hombre va ha ser aquel que nomine la creación. Nominar es dominar como afirman ciertos académicos de nuestros tiempos. Pero nuevamente la tradición judía nos vuelve a sorprender y nos presenta la dualidad del hombre. El ser humano es quien tiene la potencialidad de dominar- ridui- pero la misma palabra en hebreo que significa dominar significa descender – ierida –. Y aquí reside la ambigüedad, podemos tanto dominar a la naturaleza (no sojuzgarla con maldad) como caer por debajo de la misma. Lo que separa la una de la otra es una delgada línea que debemos aprender a transitar.

“Rabi Zusya antes de morir le dijo a sus alumnos: "En el mundo por venir no se me preguntará por qué no he sido un líder como Moshé Rabeinu o por qué no he tenido la fe que tuvo nuestro patriarca Abraham. En el mundo venidero solo se me preguntará por qué no he sido Rabi Zusya.” Rabi Zusya fue un maestro amoraitico, un sabio de la guemara, que nos habla sobre la singularidad del hombre. En tiempos donde buscamos ser como el otro, imitar al otro, vestirnos como el otro y pensar como el otro nuestra tradición nos dice basta. Dai. Cada hombre es único, y es unicidad es lo que nos hace hombres. Estamos abrumados por modelos, por estereotipos a los cuales seguir a los cuales parecernos. ¿Pero para qué? ¿Nos tomamos el tiempo alguna vez para preguntarnos “Por qué”? ¿Porque hay que ser como el otro, porque yo quiero ser como el otro? Lo hermoso del ser humano esta dado en nuestras singularidades. Lo hermoso de la existencia esta en su diversidad. La diversidad que nos permite encontrarnos con el otro desde nuestro lugar, no para la confrontación sino para el intercambio y el crecimiento. Cuan aburrido sería el mundo si todos los colores quisiesen ser solo rojo. Cuan aburrido sería que todos los animales tratasen de imitar a los monos. Cuan aburrido sería nuestra existencia si todos quisiéramos ser como el otro y no nosotros mismos. Rosh Hashana es una invitación a preguntarnos ¿Quiénes somos? y ¿Quiénes queremos ser? La tradición nos exhorta a que cada uno encuentre en su interior la pregunta a quienes queremos ser. Cada uno tiene su lugar en el mundo y es nuestra tarea encontrar un camino propio y único que nos lleve a aquel lugar.

El ser Humano está incompleto. Ya el mismo libro del génesis atestigua una falta física en el hombre al ser de aquel extraído del lado derecho del pecho el elemento para la creación de la mujer. Pero la tradición judía al hablarnos de seres incompletos nos habla se seres incompletos espiritualmente. El ser humano necesita del otro para vivir. La mayoría de las criaturas a las pocas semanas de haber nacido parten del ambiente materno y comienzan a buscar su lugar en el mundo. El hombre no. El hombre necesita constantemente del otro para sobrevivir. Los antropólogos aseguran que fue por la fragilidad del hombre que los mismos decidieron unirse para sobrevivir a un ambiente hostil. La creación de la sociedad no es causa de la supremacía del hombre sino de su debilidad. Pero más allá de las cuestiones de la supervivencia física del hombre, el hombre siempre busca algo más. El hombre está incompleto. Pero esta falta es el motor de nuestra existencia. Es la herramienta que nos permite construir, crear, innovar. Es lo que nos llama a amar y a superarnos. La falta es nuestra muestra diaria de que debemos seguir, debemos buscar la plenitud. Una plenitud física y una plenitud espiritual. La falta es el motor de nuestra existencia.

Conocí Vilaguay hace unos meses porque un amigo de la facultad es de aquí y me invito a pasar unos días con su familia. Conocí una ciudad diferente, encantadora y tranquila. Yo soy de Buenos Aires, de capital federal, allí los gritos y la violencia son la norma. Pero creo que tampoco ustedes están exentos de esta realidad. Al ver el noticiero o tal vez en diversos hechos cotidianos vemos al mundo con asombro y vergüenza. ¿En que nos hemos convertido? Hace unos minutos hablaba yo de nuestra potencialidad, ¿A dónde quedo nuestro poder para construir, nuestro poder para crear mundos? Muchas veces somos ajenos a nuestra realidad otras veces nos enajenamos a la misma y decimos “si el otro lo hace porque yo no”. Estamos tentados a imitar la maldad o viveza del otro para triunfar o para poder defendernos, pero nuestros sabios de bendita memoria nos dicen claramente en Pirkei Avot “Bamokom SheEin Anashim Tishtadel Liot Ish”, en el lugar que no hay hombres trata de ser uno. Nuestra integridad no debe perderse, no debemos perdernos ante una desorientada realidad. En el lugar donde no hay hombres debemos tratar de serlo, debemos tratar de ser ese modelo a seguir. Cuesta, no es fácil, pero uno de los libros de halaja, ley judía, más famoso comienza con la palabra “Itgaber” Esforzarte! Debemos esforzarnos para no caer en la mediocridad. Debemos esforzarnos para ser hombres!

Nuestros salmos se preguntan ¿Mi haish hejafetz jaim? ¿Quién es el hombre que busca la vida? Es aquel que sur mera ve ase tov. Es aquel que se aparta del mal y hace el bien. Notemos con atención que desde la perspectiva judía no alcanza solo para ser un hombre integro no hacer el mal. Un hombre integro aquel que busca la vida, es aquel que se aparta del mal y hace el bien. Una vida contemplativa como planteaban los filósofos dos mil años atrás o una vida acética como planteaban ciertas escuelas en aquel entonces no es la respuesta judía a la existencia. El judaísmo nos llama a actuar, no solamente hay que alejarnos del mal sino hacer el bien. No debemos ver la realidad como ajenos a la misma sin comprometernos, sino, hay que arremangar nuestras camisas y enfrentarnos a la realidad. La vida es un camino el cual tenemos que transitar, no nos podemos quedar en la banquina.

Para terminar déjenme compartir con ustedes un hermoso poema. El hebreo es un idioma que no tiene fronteras y para nosotros los judíos es un símbolo de nuestra historia y nuestra dispersión. Si bien muchos no comprendemos a la perfección hebreo déjenme compartir con ustedes unas palabras de Rabi Menajem Mendel de Kotzk y luego las traduciré, pero traten de escuchar lo bello de este, su poema.

“Im Ani ani ki ata ata, ve ata ata ki ani ani. As ani lo ani ve ata lo ata. Abal im ani ani ki ani ani veata ata ki ata ata, as ani ani ve ata ata”. Traduzco. Si yo soy yo porque tú eres tú y tú eres tú porque yo soy yo, entonces yo no soy yo y tú no eres tú. Sin embargo, si soy yo porque soy yo, y tú eres tú porque eres tú entonces realmente yo soy yo y tú eres tú.

Rab Hilel solía decir Im ein ani li mi li? Si yo no soy yo quién soy? Im ani rak leatsmi ma ani? Si solo soy para mi quién soy? Ve im lo ajshav eimati? Y si no es ahora cuando?

Quiera D´s que este año que se renueva sea un año donde cada uno de nosotros pueda encontrarse a sí mismo. Que sea un año donde podamos preguntarnos dónde estamos y hacia donde queremos ir.

Le Shana Tova Tijatebu veTejatemu. Por un año bueno en el cual seamos inscriptos y rubricados en el libro de la Vida, de la felicidad y del amor.


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