domingo, 8 de agosto de 2010

Parashat Debarim

Desde los cielos o hacia los cielos

Yo creo con toda mi fe que la Tora que recibió Moshe viene de los cielos (Octavo fundamento de la fe de Maimonides)

“Estas son las palabras que habló Moshe a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto”, así comienza este, el quinto libro de la Tora, el libro que comenzamos a leer este Shabat. Ya pasaron cuatro libros, centenares de versículos quedaron atrás, la historia de nuestros patriarcas, de la salida de Egipto, del becerro de oro, de los espías, de los cuarenta años en el desierto ya son historia. El pueblo de Israel se encuentra allende a la tierra prometida. La tierra que les fue prometida a nuestros patriarcas iba a ser heredad del pueblo de Israel. Pero ahora comienza todo un libro que traerá nuevas leyes, advertencias y se repetirán muchas leyes ya enumeradas en los otros libros de la Tora. Si me permiten hoy quiero llamares la atención de lo peculiar de este libro.

La primera materia que tuve al entrar al seminario rabínico fue “Critica Bíblica”, el nombre creo que lo dice todo. Íbamos a estudiar un año entero críticas a la bíblica. ¿Qué tipo de críticas? Una en particular, o mejor dicho mediante un método en particular. La critica bíblica devino en ciencia en el siglo XIX y tomo relevancia internacional en el siglo XX, esta ciencia trata de buscar indicios de cómo fue la composición de la Tora y también del Tanaj. Como toda ciencia moderna, critica y reflexiva, debe poner en duda los pilares por mucho tiempo sostenidas por las diversas creencias que basaban su fe en la Divinidad de la Tora. La critica bíblica se basa en la teoría de que la Tora (los cinco libros de Moshe) son de orígenes diferentes y perteneces a cuatro fuentes diferentes. La E, I, P y D, cada una de estas fuentes es responsable por diversas secciones de la Tora, cada una de ellas expresa su ideología y su teología. Finalmente para el siglo V, según la crítica bíblica, las cuatro fuentes son recopiladas por un Editor (recibe el nombre de R) y así se canoniza en los tiempos de Ezra y Nehemías el texto de la Tora tal como lo conocemos hoy en día. Esta teoría se opone a la idea tradicional judía que la Tora es “Min hashamaim”, que la Tora es de los cielos, que fue dictada o según algunos escritas directamente por D´s.

A diferencia de los otros cuatro libros de la Tora (Bereshit, Shemot, Vaikra, Bamidbar) ya desde los tiempos talmúdicos se comenzó a cuestionar el origen Divino de este libro. O por lo menos lo que estuvo en discusión desde los tiempos de la guemara (Siglo III) hasta fines de la edad media fue si este libro fue escrito o dictado por D´s a Moshe o si este libro fue autoría directa de Moshe sin intervención Divina. Quiero hacer énfasis que ya la puesta en duda de este principio durante la Edad Media da cuenta de la libertad de pensamiento y cuestionamiento de nuestros maestros. No reprimían sus dudas, sino que las exponían para juntos tratar de dar una respuesta a sus interrogantes. Las preguntas no les daban miedo. Pero volviendo al tema ¿De dónde viene el libro de Debarim? ¿Directamente de D´s, de Moshe, de algún otro autor posterior? Tratemos de develarlo. A continuación les expongo algunas de las fuentes para comprender y situar estas inquietudes en las palabras de nuestros maestros:

Siglo IV: El primero de ellos (Torat Kohanim, levítico) está escrito en plural y Moshe las dijo en nombre de D´s, pero el último (Mishne Tora, Deuteronomio) está escrito en singular y Moshe las dijo por su propia cuenta. (Talmud Babilónico. Meguila 31b)

Siglo XII: El libro de Deuteronomio tiene dos partes. La primera de ellas es la enumeración de ciertas leyes que no fueron reveladas previamente, y esta parte es de origen Divino. La segunda de las partes que componen el libro son las Tojejot (advertencias/amonestaciones) y las leyes que repiten lo que ya ha sido dicho anteriormente, y esta sección fue escrita por Moshe. (Rambán en su introducción al libro de Deuteronomio)

Siglo XV: Moshe recibió las instrucciones generales para decir estas cosas (el libro de Debarim), pero le fue entregado total libertad para formularlas como él quiera. (Introducción a la exegesis del libro de Deuteronomio de Abarbanel)

Estas tres fuentes expuestas son un reflejo de 1000 años de pensamiento judío y de reflexión sobre el origen de la Tora. Incluso en el Talmud (Tratado Baba Batra 15b) se pone en cuestión el origen de los últimos ocho versículos de la Tora ya que estos son hechos que se relatan luego de la muerte de Moshe. Abarbanel (Siglo XV) dice que estos versículos fueron compuestos por Ioshua (el sucesor de Moshe). En la actualidad se sostiene, según la crítica bíblica, que el libro de Deuteronomio es el que se encontró en una reforma en el Templo de Jerusalém en el siglo VII a.e.c bajo el reinado de Josías, lo que llevó a una reforma religiosa en el reino de Judá

Hasta acá las fuentes, el origen, la historia, las opiniones. Algunos sostienen que es de origen Divino completamente, otros que la escribió Moshe, otros que algunos versículos los escribió Ioshua, y otros dicen que es un texto escrito por algún escriba en el siglo VII a.e.c. La pregunta es ¿Acaso importa? Es un primer momento yo creí que sí. Al estudiar critica bíblica por primera vez, sentí que toda la estructura del judaísmo se me caía. Todo lo que me habían enseñado o había escuchado se derrumbaba. La Tora no venía del cielo, la Tora Min hashamaim, se había caído al suelo.

Pero el tiempo paso, el año transcurrió y la materia que había cambiado mi manera de entender el judaísmo había terminado con mi último examen. Era tiempo de sacar conclusiones. Y después de mucho pensar saque algunas nuevas ideas, la más importante es: No importa el origen de nuestra Tora. Lo que importa es que es nuestra, es que la hacemos propia. Ya no me importa si la Tora la escribió D´s, Moshe o un hombre; la Tora es lo que yo hago con ella. Mi judaísmo, y nuestro judaísmo, no dependen del origen de la Tora, dependen de cómo nosotros entendemos nuestro texto. La Tora es nuestra, Torateinu, es nuestro deber encontrarnos y reencontrarnos con el texto. Conocerlo, reconocerlo, amigarnos, pelearnos, discutir, distanciarnos y volvernos a acercar. Pero como dijo Heschel cierta vez “El judío sin la Tora es obsoleto”; la Tora nos habla a cada uno de nosotros y es el pilar de nuestro judaísmo y de cualquier forma que adquiera la vivencia del ser judío.

La Tora no viene del cielo, la Tora va hacia el cielo. La plegaria es nuestra forma de abrir las puertas del cielo, nuestras lágrimas y canciones abren los portones celestiales. La Tora y sus mitzvot son los caminos que nos llevan al cielo. Lo bashamaim hi, la Tora no está en los cielos, dice en el libro de Debarim y recuerdan nuestros maestros. La Tora está en la tierra y está hecha para que vivamos en ella. Durante cientos de años nuestros maestros entendieron que la Tora es Min Hashamaim (La Tora viene de los cielos) hoy yo comprendo que la Tora es Lean Hashamaim, hoy comprendo que la Tora va hacia los cielos.

Shabat Shalom uMeboraj!

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