Hay algo que me hace ruido. Estas dos parshot que nos toca leer esta semana hacen un corte con la narrativa histórica de
Esta semana como todas las semanas
Pero ¿Por qué digo que
¿Que fue del hombre en
Hace una semana Osi, una madrija, nos dio una capacitación a nosotros, madrijim, sobre Iom Hashoa. Y uno de los puntos que más remarco era el poder que tienen los hombres sobre los otros hombres, usando la palabra como medio. Hitler, borrado sea su nombre, comenzó su maquinaria de muerte con la palabra. Toda agresión y violencia física empieza con una palabra. La deshumanización de nuestros hermanos en Europa no empezó directamente con las cámaras de gas. Si no que empezó con la palabra. Con carteles que los humillaban, con gritos en la calle, con discursos que ponían a los judíos como la escoria y los culpables de todos los males de Alemania. Cuan difícil es pensar que la muerte de seis millones de judíos comenzó tan solo con palabras.
Nuestra parasha nos habla del hombre, de sus purezas y de sus impurezas. Como dijo Hanna Arednt en una presentación “se puede saber donde comienzan las acciones de los hombres pero no donde terminan”.
Pero la tradición de Israel que se renueva constantemente entendió esta naturaleza del hombre. Del poder que tiene el hombre para crear y para destruir. E inmortalizada en la historia de Raban Gamliel que le encomendó a un alumno comprar lo mejor y lo peor del mercado, y esto le trajó una lengua, nuestra tradición entendió al hombre. El ser humano encierra lo más supremo de la creación como lo miserable de la misma. Y como dije la sabiduría de nuestra tradición que se renueva a si misma lo comprendió.
El siglo XX fue testigo de los dos sucesos mas significativos de la historia moderna y quizás de los últimos 2000 años del pueblo de Israel. El lunes conmemoramos Iom Hashoa, recordando la valentía de quienes dentro del horror pudieron alzarse en armas para honrar sus vidas. Y tan solo una semana después celebramos, con alegría, Iom Hatzmaut. Dentro de un periodo de duelo como son los días del Omer,
En Iom Hashoa recordamos un extremo del hombre, su capacidad de odio y su poder de destrucción; pero en Iom Hatzmaut celebramos nuestra similitud con D´s, la capacidad del hombre de crear y de dar vida. El pueblo judío dio a luz hace 61 años la esperanza de 2000 años, como dice el Hatikva, de ser un pueblo libre en nuestra tierra. El hombre comparte con D´s, según algunos exegetas, esa posibilidad única de dar vida, de crear, de materializar un sueño.
Hace casi 130 años atrás la idea de la creación de un Estado Judío no estaba en los planes y concepciones de nadie. Incluso Herzl en su diario íntimo escribe que no se atrevió a decir que en Basilea, donde se realizó el primer congreso sionista en 1897, él había sentado las bases de un estado judío porque lo hubiesen tratado de loco. El sueño de poder tener nuestra propia tierra comenzó con unas palabras que pronunciamos cada año en el seder de Pesaj “Le Shana Haba beIerushalaim”, el año próximo en jerusalem. Pero comenzó a tomar vida con las acciones de solo 14 jóvenes, provenientes de Rusia, que decidieron comenzar a secar pantanos en esa tierra olvidada de Palestina. Después de casi 70 años de que los primeros jalutzim, pioneros, arribasen a las tierras de Israel se declaró el estado judío. Luego de 2000 años despertamos de un sueño y tuvimos nuestro Estado. Este martes, 5 de Iyar, por la noche celebraremos el 61 aniversario del establecimiento del estado de Israel. Celebraremos como nos propone la tradición de Israel, el lugar que le es propio al hombre en este mundo, el lugar que debe ocupar. Celebraremos el poder del hombre de dar vida y de crear nuevos mundos.
Shabat Shalom umeboraj!
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