Hasta los
120!
Desde el
comienzo de Debarim Moshé, el líder máximo del pueblo judío, comienza su gran
despedida. La Torá debiera haber concluido en el libro de Bemidbar, cuando el
pueblo judío se encontraba allende a la tierra prometida; mas la Torá concluye
con un largo relato de un hombre para con su pueblo. Nuestro año acaba de
terminar y el 5773 ha comenzado, de manera análoga pasará lo mismo con la
lectura de nuestra Torá. Nos quedan unas pocas parashiot. Nos encontramos en
Parashat Vaielej, luego una parashá será una canción de despedida y la otra, la
que concluye la Torá, la bendición final.
En esta
parashá Moshé comienza diciendo: “Fue Moshé y
habló estas palabras a todo Israel, y les dijo: Este día soy de edad de
ciento veinte años; no puedo más salir ni entrar; además de esto D-s me ha
dicho: No pasarás este Jordán.” ¿Por qué aclara que tiene 120
años? Los comentaristas medievales (Ramban y Sforno, entre otros) se detienen
en este aspecto y dicen que Moshé lo adviertepara consolar al pueblo. Moshé les
dice que él ya cumplió una etapa. Ya vivió y dio todo lo que un hombre puede
dar, y ahora lo único que le queda es morir.
En la
tradición judía cuando alguien esta celebrando su cumpleaños la manera
tradicional de saludarlo es diciéndole "Ad MeaVeesrim - Hasta los
120". Nuestro deseo para con los demás es que cada uno pueda vivir los
mismos años que vivió Moshé. 120 años, para nuestra tradición, es el tiempo
máximo que una persona puede vivir. Es la vida integra. No solo les deseamos a
los demás que puedan vivir los años del profeta Moshé sino que simbólicamente
también le deseamos que pueda adquirir las cualidades de nuestro gran maestro.
Que uno pueda, en sus años que le toque vivir, adquirir la sabiduría de Moshé,
su humildad, su capacidad de liderazgo y su amor incondicional por el pueblo de
Israel.
"Ad
MeaVeesrim, Ad Mea Keesrim - Hasta los 120, y hasta los 120 como a los
20", esta es otra formula
tradicional, un poco más completa, de desearle buenos augurios a un
cumpleañero. Que a los 120 uno pueda tener la fuerza de los 20, su energía, su
vitalidad y sus ganas de trascender.
Cierta vez
un grupo de sociólogos realizó una serie de encuestas a diversas personas, de
avanzada edad, que se encontraban muy cercanas a la muerte. Se les hacía una
única pregunta "¿Preferirían vivir muchos años más o asegurarse de
trascender?” La respuesta, casi unánime, de los diversos encuestados fue:
trascender.
Todos, como
seres humanos, por nuestro eros, estamos casi programados naturalmente
para querer vivir. Mas vivir, entiende la tradición judía, no es meramente
sobrevivir. Vivir no es sinónimo de respirar. Vivir es intentar trascender, es
intentar superarse, crecer y enfrentar desafíos. Vivir es lo que comienza
cuando uno deja de sobrevivir. No vivimos para trabajar, ni para comer. Comemos
para poder vivir y trabajamos para poder sustentarnos. Nuestras vidas, las
vidas verdaderas, no se cuentan en los años que vivimos biológicamente sino en
la sumatoria de los segundos, minutos y horas que decidimos darle un verdadero
sentido a nuestra existencia.
Un viejo
Midrash, basado en un famoso versículo del libro de Kohelet nos dice: "Es
preferible el día de la muerte al día del nacimiento. Cuando alguien nace,
todos ríen sin saber que será de la vida del recién nacido. Si se convertirá en
un hombre de bien o en un malvado. Sin embargo, es cuando un ser querido
fallece, donde uno debería o bien llorar o reír. Reír si advertirnos que esa persona
que se fue de este mundo pudo hacer de su vida algo interesante, pudo
trascender a su existencia, pudo amar y ser amado; y llorar si no encontramos
en aquella persona que ya no esta una razón para poder recordarlo.”
En este año
que comienza no puedo más que desearles el deseo, para mi, mas hermoso de
todos. No les voy a desear que tengan una vida larga ni llena de riquezas
simplemente les deseo a cada uno de ustedes, como cierta vez me enseñó mi Rab,
que puedan tener vidas interesantes. Que tengan vidas interesantes, ese
es mi deseo.
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