- Los judíos han desempeñado un papel de suma importancia en la historia. Ellos constituyen de manera prominente un pueblo histórico y su destino refleja la indestructibilidad de los decretos Divinos. Su destino se encuentra tambien imbuido en lo "metafísico" que debe ser explicado en términos históricos positivos y materiales. Recuerdo cómo la interpretación materialista de la historia -cuando en mi juventud intenté verificarla aplicándola a los destinos de los pueblos- no funcionó en el caso de los judíos, donde el destino parecía absolutamente inexplicable punto de vista materialista. Y, de hecho según el criterio materialista y positivista este pueblo debería haber desaparecido desde hace mucho tiempo. Su supervivencia es un fenómeno misterioso y maravilloso que demuestra que la vida de este pueblo está gobernada por una predeterminacion especial, que trasciende los procesos de adaptación .expuestos por la interpretación materialista de la historia.
La supervivencia de los judíos, su resistencia a la destrucción, su tolerancia bajo condiciones absolutamente, peculiares y el papel trascendental que desempeñaron en la historia; todo ello conduce a los fundamentos particulares y misteriosos de su destino...
Lo histórico no sólo representó, las relaciones externas del hombre, sino que es posible también que ello revelara la esencia misma de su ser. La peculiaridad del destino judío consistió en su inconmensurabilidad ya sea con la era precristiana o cristiana. La crítica científica aplicada a la historia bíblica tradicional no puede ni desacreditar el papel universal desempeñado por los judíos, ni ofrecer una explicación satisfactoria acerca de su destino misterioso
Tampoco esta crítica puede lidiar con el vínculo absolutamente peculiar que existe entre los judíos y "histórico", y su sentimiento, extraordinariamente intenso por la historia.
Prof. Nicholai Berdysev (academia de Moscu de cultura espiritual, Londres 1935, págs. 86-7) - Por Leo Nikolaievitch Tolstoy, Periódico "El mundo judío". Londres 1908
¿Qué es un judío? Esta pregunta no tan extraña como parece. Veamos qué clase de criatura peculiar representa el judío, sobre quien todos los gobernantes y todas las naciones, ya sea en conjunto o por separado, han cometido abuso y dado tormento, han oprimido y perseguido, pisoteado y masacrado, quemado en la hoguera y ahorcado...., y a pesar de todo ello, todavía sigue vivo. ¿Qué es un judío, que nunca ha permitido ser descarriado por todas las posesiones mundanas que sus opresores y perseguidores le han constantemente ofrecido para que cambiara su creencia y abandonara su propia religión judía? . El judío es ese ser sagrado que ha bajado el fuego eterno de los cielos y a través de él ha iluminado el mundo entero. El judío constituye la cuna, el manantial y la fuente de religión de la que todos los demás pueblos han extraído sus creencias y religiones. El judío es el pionero de la civilización. La ignorancia fue condenada en la Antigua Palestina mucho más de lo que es hoy en día enla Europa civilizada. Además, en aquellos días de salvajismo y barbarie, cuando ni la vida ni la muerte de nadie tenía el más mínimo valor, Rabí Akiva no se abstuvo de expresarse abiertamente en contra de la pena de muerte, una práctica que en la actualidad es reconocida como una forma de castigo altamente civilizada.
El judío representa el emblema de la tolerancia civil y religiosa. "Amad al extranjero y al residente temporario", ordenó Moisés, "porque vosotros habéis sido extranjeros en la tierra de Egipto". Y esto fue expresado en aquellos tiempos remotos y salvajes cuando la ambición principal de las razas y de las naciones consistía en abatirse y oprimirse unos a otros. Enc uanto a la tolerancia religiosa, la fe judía no sólo dista mucho del espíritu misionero de convertir a pueblos de otras creencias, sino que, por el contrario, el Talmud ordena a los rabinos informar y explicar a todos aquellos que voluntariamente vienen a aceptar la religión judía acerca de todas las dificultades que encierra su aceptación, y recalcar a los supuestos prosélitos que los justos de todas las naciones tienen su parte en la inmortalidad. Ni siquiera los moralistas de nuestros días pueden jactarse de una tolerancia religiosa enaltecida e ideal de este tipo.
El judío representa el emblema de la enternidad. El, es a quien ni la masacre, ni la tortura durante miles de años pudo destruir; él, es quien ni el fuego ni la espada ni la inquisición pudo borrar de la faz de la tierra, él, quien fue el primero en presentar los oráculos de D-s, él, es quien durante tanto tiempo ha sido el guardian de la profecía, y es quien la a transmitido al resto del mundo. Una nación semejante no puede ser destruida. El judío es eterno como lo es la Eternidad misma.
Por Leo Nikolaievitch Tolstoy, Periódico "El mundo judío". Londres 1908
- "Si las estadísticas son correctas, los Judíos constituyen el uno por ciento (La realidad es que somos el 0.02 porciento) de la raza humana. Es como una nebulosa partícula de polvo dentro del polvo estelar perdido en la grandeza de la Vía Láctea. Realmente no debería escucharse casi nada acerca del Judío, sin embargo, se oye acerca de él, y siempre se ha oido. Es tan prominente en el planeta como cualquier otra persona, y su importancia comercial está extremadamente fuera de proporcion dado su pequeñisimo tamaño. Sus contribuciones a la lista de grandes nombres en el mundo en literatura, ciencia, arte, música, finanzas, medicina, aprendizaje tenaz, etc. está también fuera de proporción por la mínima cantidad de sus miembros. A peleado de una manera excepcional en el mundo, en todas las épocas; y lo ha hecho siempre con las manos atadas. Podría ser infructuoso y tener una buena excusa para serlo. Los imperios Egipcios, Babilonios y Persas, crecieron, llenaron el planeta con sonido y esplendor, y después desaparecieron como parte de un sueño. Después aparecieron los Griegos y los Romanos e hicieron mucho ruido pero también desaparecieron. Otros pueblos, asimismo, han crecido y mantenido su antorcha prendida por algún tiempo, pero finalmente se les apagó y ahora viven en la obscuridad o ya no existen. El Judío estuvo ahí, observó todo y les ganó a todos, pues ahora es lo que siempre fue, no ha mostrado decadencia ni pérdidas por los años, ni se han debilitado sus partes, tampoco han disminuido sus energías; se han mantenido alertas y su mente agresiva no se ha adormecido. Todo es mortal excepto el Judío; todas las demás fuerzas pasan, pero él se mantiene. ¿Cuál es el secreto de su inmortalidad? "
Por Mark Twain, (Concerning the jews, Harpers Magazine, 1899)
- La historia de ningún pueblo de la antigüedad debiera ser tan valiosa, si tan solo pudiéramos recuperarla y comprenderla...Más extraño aún, es quela religión antigua de los judíos subsista, cuando las religiones de todas las razas antiguas del mundo de la era pre-cristiana han desaparecido... Y, nuevamente, es extraño que todas las religiones vivas del mundo se basen en ideas religiosas provenientes de los judíos...Entonces es, éste el problema que los judíos presenta al historiador. Lo importante no es "¿Qué ocurrió?", sino "¿Por qué ocurrió?". ¿Por qué esta raza continúa? ¿Por qué el judaísmo sigue vivo? ¿Cómo comenzó realmente? Estas pregunta no serán respondidas aquí...allí es donde se reside la singularidad de los judíos.
Por Prof T.R. glover Universidad de Queen, Kingston, Ontario Penguín books, Baltimore 1964, pag. 184-191)
- Este pueblo no sólo se destaca por su antiguedad, sino que es singular por su druación ininterrumpida desde sus orígenes hasta la actualidad. Mientras las naciones de Grecia y de Italia, de La Macedonia, de Atenas y de Roma, y otras que llegaron mucho después, han caído hace tiempo, ellos perduran por siempre, y a pesar de los intentos de muchos reyes poderosos que cientos de veces han tratado de destruirlos, como lo testifican los historiadores, y como es fácil de inferir a partir del orden natural de las cosas durante un periodo de años tan extenso; ellos, sin embargo, se han preservado y (esta preservación fue predicha); y extendiéndose desde los primeros tiempos hasta los últimos, su historia comprende, en su duración, todas nuestras historias (a las que precedió por mucho tiempo)
Por Blaise Pascal (1623-1662) Enciclopedia Británica, 1952, párrafo 620, pág. 285
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